Respuesta de Mendoza
Cristina Arcal y 53 profesores del IES Severo Ochoa, de Alcobendas, Madrid, me piden que rectifique la idea vertida en una de mis columnas de que "en España la educación pública no prepara para nada y nada ofrece". No es mi intención ofender a nadie gratuitamente, pero tampoco creo que deba pedir disculpas cada vez que alguien se ofende pero no me ofrece ningún dato que sustancie mi error. Creo que en España el panorama educacional no invita al optimismo y los medios de información, las propias instituciones y los interesados, tanto profesores como alumnos, no cesan de aportar datos en este sentido, algunos negativos, otros, poco menos que estremecedores. Decir que estos casos son excepciones y que sólo se destaca lo que se sale de la normalidad no me parece argumento suficiente. Más de cien muertos en las carreteras españolas es una barbaridad, a pesar de que la inmensa mayoría de conductores regresen sanos y salvos a sus casas.
Sí es cierto que incurrí en una inexactitud al comparar la educación pública en Francia y en España. En Francia la enseñanza pública es la norma mientras que en España conviven en proporción paritaria varios sistemas educativos. Al utilizar el calificativo de pública referido a la educación he singularizado este sector, cuando mi intención era hablar mal de todos los sectores sin distinción. Huelga decir que la crítica iba dirigida al sistema y no a las personas que cada día se tienen que enfrentar a él desde dentro. El esfuerzo, el sacrificio y la escasa recompensa de los maestros es algo de sobra conocido y yo mismo me he referido a este penoso asunto en varias ocasiones. Me disculpo, pues, ante quien se haya sentido criticado en particular. En cuanto a la impresión general reflejada en la columna en cuestión, nada me agradaría más que reconocer mi error.
