_
_
_
_
_
Reportaje:FICCIÓN Y REALIDAD

'Crash' despierta los fantasmas de Los Ángeles

Para unos, el Oscar a Crash como la mejor película de 2005 es una llamada a la realidad, una especie de bofetada para que Los Ángeles reaccione y comience a lidiar con el miedo e intolerancia en que viven muchos de sus habitantes. Para otros, es una historia carente de arte, manipuladora y contada por alguien que observa la ciudad más diversa del mundo desde su exclusivo barrio residencial.

"Los Ángeles es una ciudad que parece incapaz de reconocer sus fisuras económicas y sociales", escribe Tom Hayden, activista social, ex político y ex esposo de la actriz Jane Fonda, en su blog. Y añade: "También Crash ha sabido captar la realidad de la ciudad de manera más exacta que nuestras élites políticas y sociales".

El alcalde Villaraigosa ha confesado estar enamorado de la película, ya que, entre otras cosas, ha permitido que se hable de "raza y etnicidad"
En lo que sí coinciden críticos y defensores es en que el filme ha generado un diálogo entre los angelinos sobre los problemas de su ciudad

"Aun cuando Los Ángeles tiene profundas divisiones de clase y raza, es al mismo tiempo uno de los mejores ejemplos en el mundo de cómo, en una gran ciudad, diferentes grupos étnicos pueden coexistir pacíficamente", apunta por su parte Marc Cooper, conocido cronista social y periodista angelino, quien ha calificado los comentarios de Hayden y la película misma como "una caricatura de Los Ángeles".

A favor y en contra

Como sucede muchas veces tras la entrega de los Oscar, hay controversia sobre los méritos de tal o cual película o sobre las motivaciones comerciales, artísticas o sociales del establishment de Hollywood al premiar un determinado filme. Pocas veces, sin embargo, la diversidad de opiniones ha llegado a tal magnitud como con Crash. Es que no es sólo que la comunidad artística esté literalmente alzada en armas -la mayoría de críticos de cine ha cuestionado su Oscar-, sino que pareciera que el resto de la sociedad angelina tiene una opinión en uno u otro sentido sobre la película, en particular sobre la descripción que hace de Los Ángeles.

El tema ha llegado a las portadas del principal periódico de la ciudad, Los Angeles Times; a los blogs de Internet; a los debates radiofónicos, y a la calle. El alcalde, Antonio Villaraigosa, el político de origen latino más destacado de Estados Unidos, ha confesado estar enamorado de la película, ya que, entre otras cosas, ha permitido que se hable de "raza y etnicidad". Por contra, su consejero legal, un abogado también de origen latino, ha dicho que odia el filme.

Por su parte, el jefe de la policía, William Bratton, ha recomendado a sus subalternos que vayan a ver Crash. Porque, en su opinión, "no hay nada de lo que se muestra en la película que yo mismo no haya experimentado en mis años de policía. Desafortunadamente, bajo la superficie, hay tensión".

Los Ángeles es en cierto sentido una ciudad única en Estados Unidos. Con sus nueve millones de habitantes incluyendo sus alrededores, hay una mezcla de gente de origen latinoamericano (mexicanos, salvadoreños, guatemaltecos...), asiáticos (coreanos, chinos, japoneses, vietnamitas, filipinos...), armenios, israelíes, iraníes, judíos, negros, blancos y cuanto país y raza uno imagine, que hacen de ella la metrópoli más diversa y compleja del país. Un verdadero laboratorio social que de alguna manera va marcando el paso de lo que sucede en el resto de la nación. Esta diversidad agrava las diferencias sociales y económicas sobre las que, según algunos, al angelino promedio no le gusta hablar y que hoy con Crash están sobre la mesa de discusión.

"La película es buena porque llama la atención sobre asuntos importantes de Los Ángeles", apunta Peter Dreier, profesor de políticas urbanas de la Universidad Occidental. "Aun cuando es una pieza artística, lo que muestra es la realidad de Los Ángeles, los momentos en que las tensiones de la gente salen a la superficie".

Racismo y estereotipos

No es cierto que el angelino medio sea como los personajes de la película, responden los críticos de Crash. Tampoco es verdad que todos vayamos por la calle a punto de mostrar nuestros prejuicios y de ver a todo el que sea de otra raza bajo el prisma del racismo y los estereotipos. Ese Los Ángeles, añaden los detractores de Crash, es la visión de alguien que ve a la ciudad desde su mansión en Brentwood o Beverly Hills (zonas residenciales del oeste de Los Ángeles donde viven muchos directores y productores de Hollywood).

"De seguro que, transitando demasiado rápido [por las calles de Los Ángeles], me perdí de ver los lugares que están a punto de explotar", escribe en torno de burla en Los Angeles Times Steve López, un popular columnista. López escribe que fue a una esquina común de Los Ángeles donde conviven dueños de tiendas y clientes de diverso origen y no observó que estuvieran pensando en darse de palos con el vecino de diferente raza o nacionalidad como parece sugerir Crash.

En otra esquina similar a la que visitó Lopez, un coreano, dueño de una tienda, señala que, aun cuando la ciudad ha avanzado mucho desde los disturbios raciales de 1992 (originados por la paliza de policías blancos a un motorista negro), Los Ángeles "sigue siendo una ciudad peligrosa", en particular las áreas del Centro Sur (donde viven negros y latinos). Alex Chung, propietario de Tacos Julio, explica que se lleva bien con sus tres empleados mexicanos, y que, como en cualquier lugar, "en Los Ángeles hay gente mala y buena". Sus clientes, dice, son de diferentes razas, aunque en su círculo de amigos y socios comerciales todos sean coreanos.

Cerca del restaurante de Alex Chung trabaja la mexicana Luisa González, doblando ropa en una lavandería propiedad de un israelí. "Hay mucho racismo en este país", comenta tras explicar que no ha visto Crash. "Los morenos [negros] nos odian a los latinos, piensan que les venimos a quitar su trabajo, y los americanos [blancos] también nos miran mal".

Danny Tabor, un activista de origen negro, va en su automóvil desde Inglewood (cerca del aeropuerto de Los Ángeles) hasta el valle de San Fernando (al otro lado de la ciudad), en una jornada diaria común para muchos angelinos. Los Ángeles es famosa por sus autopistas y el amor al automóvil de sus residentes, pero, al mismo tiempo, por la falta de un eficaz sistema de transporte público, lo que hace que haya poca comunicación entre sus habitantes, uno de los temas que aborda Crash.

"Cada día hay que gente que experimenta en carne propia lo que se ve en la película", explica Tabor. "Es el filme más real que he visto sobre lo que verdaderamente pasa en Los Ángeles". Uno de los personajes es un negro al que humilla un policía blanco al abusar sexualmente de su esposa. Según Tabor, la experiencia de la pareja negra con el policía es totalmente creíble.

En lo que sí coinciden críticos y defensores de la película es en que, más allá de si es una descripción real o una simple caricatura de la ciudad, ha logrado generar un diálogo entre los angelinos sobre los problemas sociales y económicos de su ciudad.

Fotograma de la película <i>Crash</i>, dirigida por Paul Haggis.
Fotograma de la película Crash, dirigida por Paul Haggis.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_