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Reportaje:SIGNOS

Una sociedad atenazada por el miedo

Salvador Gutiérrez Solís se adentra en el exilio interior en la dictadura con una novela

Manuel Planelles

Qué es lo que haría yo?". La pregunta se la repitió Salvador Gutiérrez Solís (Córdoba, 1968) constantemente mientras escribía El sentimiento cautivo, que acaba de publicar en Andalucía Abierta de la Fundación José Manuel Lara. ¿Qué es lo que haría él, como creador, si le hubiera tocado vivir durante la dictadura franquista? "Fue algo terrible, sólo había tres posibilidades: o el exilio o mostrarse afín al régimen o mantener producción artística subterránea, como hicieron miles de literatos en España".

Exilio interior, lo llaman los estudiosos de la literatura. Un exilio interior por el que optaron creadores como los pertenecientes al Grupo Cántico, uno de los emblemas literarios de Córdoba, presente como un personaje más en la novela de este autor que fue finalista del Premio Nacional de la Crítica en 2000. Cántico está presente en el ambiente de El sentimiento cautivo, aunque no explícitamente, porque, según cuenta Gutiérrez Solís, su intención no ha sido la de hacer un libro histórico o un ensayo sobre estos creadores que decidieron quedarse. Lo que ha escrito es una novela ambientada en la represión franquista.

Reproche

En su opinión, esos autores deben ser "recuperados" ahora porque "determinados sectores de la literatura reprochan a los que se quedaron una escasa reivindicación política". "Resultaba muy complicado, es un reproche muy tenebroso porque son gentes que tuvieron que padecer muchísimo. Además, ¿reivindicar qué? No se podía reivindicar nada". Según explica, si alguien se atrevía a levantar la voz, estaba "en la cárcel o fuera del país". "Además, siempre he tenido una admiración magnífica por los que padecieron la censura y pudieron crear una obra".

En su novela, que se aleja del estilo vanguardista de sus anteriores obras como Más de cien bestias atrapadas en un punto, Gutiérrez Solís ha optado por fijarse en algunos de los diablos de la dictadura: Artistas díscolos, gays, lesbianas... Y, en medio, ha creado una trama cimentada sobre un asesinato. "A un grupo de creadores, literatos y artistas plásticos, se les adjudica un asesinato", explica. Sin embargo, el primer sambenito que se les cuelga es el de ser homosexuales. "Estaba penado legalmente, había cárceles, como la de Huelva, donde se les encerraba", afirma.

Gutiérrez Solís lamenta que, después de casi 30 años desde la muerte del dictador, el miedo que extendió el régimen todavía perdure en el inconsciente de los españoles. "Me ha resultado curioso ver cómo, en el debate sobre los matrimonios entre homosexuales, personas, incluso de la izquierda, mostraban sus dudas sobre si dos hombres o dos mujeres se pueden casar... Creo que es una herencia del franquismo. Fueron 40 años en los que te marcaban cómo tenías que vivir y qué tipo de vida había que llevar. Todo basado en el miedo".

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Al margen del retrato de esa sociedad atenazada por el miedo, Gutiérrez Solís dice que ha querido contar una "historia de amor". "El libro es, en definitiva, una historia de amor muy global porque he querido dar cabida a buena parte de las manifestaciones que puede tener: el sexual, el no sexual, el amor a la imagen, a la belleza...". Cuenta que, "en realidad, la novela trata fundamentalmente de amores reprimidos y de sentimientos en la frontera".

"¿Qué es lo que haría yo? Es complicado. Había días en los que mientras escribía pensaba que me iría de España y otros en los que me quedaría... La verdad es que son situaciones en las que hasta que no te ves ahí eres incapaz de saber cómo reaccionarás y qué harás".

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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