Manolo Gracia, compositor
Un músico de entraña popular
Madrileño castizo aunque nacido en Barcelona en 1917, Manolo Gracia había venido al mundo para vivir con alegría y alegrar la vida a los demás. Desde muy niño evidenció disposiciones de intérprete y compositor nada comunes. Podía cultivar todos los géneros desde los más clásicos hasta el jazz, la canción popularista, el pasodoble en todas sus variedades, el cine, la danza y la evocación. Aquí residía gran parte de su secreto: la evocación de los madriles con potencia expresiva de actualidad.
Discípulo de grandes maestros -D. Emilio Vega, Joaquín Turina, Antonio Lucas Moreno, José Cubiles- daba gusto escucharle a solo, en dúo o en conjunto. Espíritu inquieto, dominó pronto la comunicabilidad de la radio o el cine en los años 50-60 (Entre barracas, El deseo y el Amor, Sobresaliente), mientras en los 60 y 70 remontó empeños de mayor fuste: Obertura de Madrid, los pasodobles sincrónicos que cantan a la Casa de Campo, El Rastro, Las Plazas de la Villa y de la Cruz Verde o la Puerta del Sol. Casi culminación de tan vivos tonos y encariñada pasión es la Historia de una generación, poema galardonado con el Premio Villa en 1979.
Por fortuna tan rico y caracterizado legado queda registrado en CD por la Banda Sinfónica Municipal dirigida por Enrique García Asensio, y permite hablar de música escuchada y no de contada y alabada desde la distancia. Otros empeños y dedicaciones -el magisterio, las obras sociales con el sueño de una Ciudad de la Música- encontraron acorde final el pasado 12 de los corrientes. No lo tendrá el recuerdo de cuantos le conocimos y admiramos su música de verbo encendido como su palabra.