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La 'etiqueta justa' llega a las tiendas para garantizar condiciones de trabajo dignas

ONG españolas y entidades extranjeras lanzarán un logo que ya funciona en 21 países

Los consumidores españoles podrán comprar desde final de este mes alimentos con la etiqueta justa. Varias ONG españolas ultiman el lanzamiento, con el respaldo de la entidad internacional FLO (Fairtrade Labelling Organizations, en sus siglas en inglés), con base en Alemania, impulsada por ONG, productores y comerciantes internacionales. Es una etiqueta que ya figura en los productos que se venden en países como Holanda, Francia, Reino Unido, Alemania o Canadá y garantiza que un artículo ha sido elaborado en condiciones de trabajo dignas para sus productores.

¿Qué más certifican los productos de consumo justo? En esencia, ausencia de explotación infantil, precio justo para quienes los elaboran, respeto al medio ambiente e igualdad de trato de hombres y mujeres en el trabajo, según FLO.

Los consumidores que quieren dejar patentes sus inquietudes sociales en el momento de comprar ya pueden adquirir productos de comercio justo. Pero en España se venden ahora con la etiqueta de las ONG -que garantizan su origen-, en la red de tiendas ligadas a estas entidades y en algunas grandes superficies.

Los productos justos se venden en España en unos 1.200 puntos de venta. Con la nueva etiqueta se espera que pasen a comercializarse en un mínimo de 3.000 y un máximo de 4.000, asegura Fernando Contreras de Intermón Oxfam, una de las ONG que trabajan en los preparativos del lanzamiento.

La nueva etiqueta se implantará progresivamente en las tiendas, según fuentes del sector. Este mes se han firmado contratos de suministro con 11 marcas de alimentación. Gracias a estos contratos, los productos justos podrán llegar a más comercios y sobre todo aumentar su presencia en las grandes superficies, afirma Pablo Cabrera, que participa en el lanzamiento de la etiqueta desde la Asociación del Sello de Productos de Comercio justo, que reúne a ONG y consumidores y está asociado en España a FLO.

La etiqueta llegará a las tiendas españolas para cuatro productos: café, chocolate, té y azúcar, dice Cabrera. La lista de productos se ampliará en 2006. Grupos de distribución potentes como Eroski y Caprabo, que ya comercializan artículos de comercio justo a través de las ONG, avanzan su intención de vender productos con la nueva etiqueta. Otras cadenas consultadas por este diario afirman que lo estudian.

En España apoyan la iniciativa las ONG: Caritas, Intermón-Oxfam, Setem, la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, la Fundación Ecología y Desarrollo, la Fundación ETEA, Alternativa 3, la red de productos solidarios IDEAS y la asociación de consumidores CECU.

Hasta balones de fútbol

Una portavoz de FLO en Bonn afirma que en países como Suiza o Reino Unido hay un amplio catálogo de artículos con la etiqueta justa. Se venden, por ejemplo, manzanas, piñas, azúcar, patatas, guisantes, ropa y hasta balones de fútbol de Pakistán.

Algunos organismos públicos, como el Senado, ya consumen estos productos. En el Senado se vende café justo desde mayo, dicen fuentes de la cámara alta. También se puede tomar café justo en el Complejo de la Moncloa y en el Ayuntamiento de Barcelona. Y en el Congreso se estudia introducirlo, afirman fuentes de la junta de Personal de la institución.

En España, las ventas de comercio justo son bajas, aunque en fase de fuerte crecimiento. En 2000 facturaron 6,9 millones de euros, según cálculos de la ONG Setem. La cifra subió a 10,6 millones, en 2003. El año pasado las estimaciones de Intermón-Oxfam indican que las ventas crecieron entre el 25% y 30%, con lo que se situaron entre 13,2 y 13,7 millones de euros.Pero estos productos tienen un serio inconveniente: su precio. Hoy por hoy, su baja difusión los hace más caros que el resto. "Nuestro café puede llegar a ser hasta un 40% más caro que el precio de las marcas líderes y es equiparable a cualquier café de especialidad", dice Contreras. Aun así, los promotores de la etiqueta justa esperan que funcionen las economías de escala y el precio se abarate a medida que aumente el consumo.

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