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Crítica:OTOÑO MUSICAL DE SORIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Perfección y hondura al servicio de la música

Desde su comienzo, hace 13 años, el Otoño Musical de Soria, que dirige Odón Alonso y patrocinan los duques de Soria, mantiene una línea en la que lo útil enlaza con lo interesante, lo universal con lo nacional e incluso lo local en esta maravillosa ciudad cruzada por los nombres de Bécquer, Machado y Gerardo Diego. Entre las misiones asumidas por el Otoño figura la permanente admiración y el periódico homenaje a quienes hacen mucho por la música con amor y dedicación. Es el caso, especialísimo, de Paloma O'Shea, fundadora y mantenedora de la Fundación Albéniz y su ya larga red de "afluencias". Y aparte las palabras, breves y por ello dos veces buenas, de la alcaldesa soriana, Encarnación Redondo, y del maestro Odón Alonso, resonó en la sala histórica de la Audiencia el arte grande de Eldar Nebolsin (Uzbekistán, 1974), gran premio del Concurso Internacional de Santander, profesor luego en la Escuela Superior Reina Sofía y sólo hace unas quincenas, premio Richter en Moscú.

Nebolsin es formidable, un pianista de los que hacen historia pues siente la música y la transmite a todos con perfección y hondura, sin que el extremado virtuosismo olvide jamás que su servicio es la música, como nobilísimo discípulo de Dmitri Bashkirov. Nebolsin triunfa ya en el mundo entero y sus éxitos carecen de vanidad. Estamos ante un arte entrañable como el hombre que lo practica, con largo vuelo poético e infinita y rica calidad sonora. El arte de este temprano grande del piano habla con cálidos tonos, explica la música con nitidez y arrebata desde su poderío. Así compartimos todos el homenaje a Paloma O'Shea a través de la excelente Chacona, de Sofía Gubaidulina; las sonatas del padre Antonio Soler; los valses de Chopin, seguidos de las felicísimas Variaciones sobre un tema de Mozart, las transcripciones de lieder schubertianos realizadas por Liszt o el inconmensurable Carnaval, de Schumann, además de tres bises reclamados entusiásticamente por un público entregado.

Y como este año ha cumplido Odón Alonso los 80 años, la organización del Otoño, con el acentuado desvelo de su coordinador, José Manuel Aceña, ha montado, en los bajos de la Audiencia, la exposición documental Una vida en imágenes: la del maestro leonés, modelo de sensibilidad y afección, corolario de un ciclo iniciado con el estreno del Concierto para arpas de Claudio Prieto y El sueño de Don Quijote, de Zulema de la Cruz, y enaltecido por la colaboración de Teresa Berganza, el dúo Maria João Pires-Gerard Caussé y La sierra del alba, de Castelló Rizo, sobre texto de Avelino Hernández.

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