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FÍSICA | Centenario de la teoría de la relatividad

Los científicos parten de Einstein para revisar los desafíos de la física en San Sebastián

Maribel Marín Yarza

Han bastado un nombre, el de Albert Einstein, y un centro, el Donostia International Physics Center (DIPC), para reunir entre el 5 y el 8 de septiembre en el Kursaal de San Sebastián a una buena parte de la élite de la comunidad científica internacional. O lo que es lo mismo, a seis premios Nobel de Física y Química, a investigadores que suenan como candidatos al galardón y a científicos que desarrollan trabajos punteros, lo mismo en nanotecnología que en mecánica cuántica. Si una imagen vale más que mil palabras, la de los Nobel tomando apuntes da fe de que todos, también ellos, se han puesto al día en los últimos avances de la física.

"Nadie podía saber sobre todo lo que se ha debatido aquí", afirma un físico participante en el congreso. "Hemos asistido a algunas conferencias de mirada al futuro de auténtica punta". Se ha hablado sobre el uso de células biológicas en ordenadores, sobre el perfeccionamiento de los relojes cuánticos para la sincronización de los GPS, sobre los púlsares, sobre teletransportación, sobre la teoría de cuerdas, versión moderna de la unificación que propugnó el científico alemán...

Y eso que el congreso Albert Einstein Annus Mirabilis 2005 no se había organizado con el propósito de "fijar cuál es el último punto en la discusión sobre las teorías de unificación". Quien lo dice es Pedro Miguel Etxenike, presidente del DIPC. Se trataba, sobre todo, de "hacer llegar a la sociedad la obra de Einstein" en el centenario de la publicación de cinco de sus grandes trabajos -entre ellos el de la relatividad especial- y de reflexionar sobre las implicaciones que han tenido en el arte o la filosofía". Queríamos también "transmitir la importancia de la ciencia para una sociedad moderna".

Pero esa mirada al pasado ha servido a los conferenciantes para radiografiar el presente de la física y hacer proyecciones hacia el futuro."De las ponencias se desprende que aunque sea mucho lo avanzado tras este siglo desde el año de los milagros de Albert Einstein, el frente de problemas abiertos es muy vasto y atractivo", afirma el presidente del congreso, Alberto Galindo. Y cita algunas de las vías de investigación abiertas. Entre ellas, las que tienen que ver con la naturaleza de la materia y la energía oscura; la detección directa de las ondas gravitacionales, los procesadores cuánticos a media y gran escala y el "nanomundo y sus aplicaciones", cuestión, esta última, sobre la que habló largo y tendido el investigador suizo Heinrich Rohrer, premio Nobel de Física en 1986.

La nanotecnología, advirtió, revolucionará en 50 años la vida humana como lo han hecho la revolución industrial o las nuevas tecnologías, con aplicaciones en la industria o en la medicina. Pensar en aparatos minúsculos que permitan limpiar las arterias de toxinas y alargar la vida, no es ciencia ficción, sugirió.

El congreso, en el que ha participado el especialista en teletransportación Anton Zeilinger, ha puesto sobre la mesa tantos temas que los 1.500 científicos, profesores y estudiantes que han seguido las ponencias son incapaces de extraer una única conclusión. Cada uno lo hace de la materia que le interesa. "Los futuros éxitos de la investigación estarán en el espíritu del plan original de Einstein para la física", sentenció por ejemplo Gerald Holton, uno de los más cualificados especialistas en Einstein.

Un despilfarro

La figura del genio alemán sí concita la unanimidad entre los investigadores, como la certeza de que los desafíos de la ciencia son tantos y de tal magnitud que se necesita mucho más apoyo económico e institucional. "Estamos construyendo el país del futuro", dice Galindo, "y eso sólo puede hacerse bien si, asegurados los valores esenciales de la sociedad humana, como libertad, paz y solidaridad, reforzamos también los de una sociedad avanzada en progreso y bienestar: una investigación científica y tecnológica de calidad y una educación acorde con los tiempos". Como él piensa Claude Cohen-Tannoudji, premio Nobel de Física en 1997, quien no tuvo ningún empacho en confesar que considera un despilfarro enviar astronautas a Marte cuando ese dinero podría destinarse a crear una institución que gestione las inversiones en ciencia básica.

El congreso, donde han expuesto su saber los Nobel Anthony Hewish, Jean-Marie Lehn, Dudley Herschbach y Sheldon Lee Glashow, se planteó el reto de ganarse a la sociedad para la ciencia. En la clausura existía la impresión generalizada de que se ha logrado, de que la brecha entre ambas se estrechó, al menos durante cuatro días.

Pedro Etxenike (izquierda) y Anthony Hewish (derecha), junto a otros asistentes al congreso sobre Einstein.
Pedro Etxenike (izquierda) y Anthony Hewish (derecha), junto a otros asistentes al congreso sobre Einstein.JAVIER HERNÁNDEZ

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