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Tribuna:EDUCACIÓN
Tribuna
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Ingenierías: opción por la libertad

El autor sugiere que las enseñanzas técnicas tengan tres años de carrera y dos de posgrado

El Consejo General de Colegios de Ingenieros Técnicos Industriales ha emitido recientemente una nota con acusaciones muy graves y amenazas para presionar tanto al Ministerio de Educación como a la Conferencia de Rectores, inmersa en los trabajos de elaboración del nuevo catálogo de títulos. Quisiera empezar alabando la tarea de mis colegas rectores. Soy testigo y partícipe del esfuerzo extraordinario que están realizando, -con un precio personal alto, porque continúan con las demás obligaciones del cargo-, y de la seriedad y el rigor con la que se afronta la integración de nuestro sistema en el Espacio Europeo de la Educación Superior. Resulta cuando menos frívolo despachar superficialmente ese esfuerzo y el de las subcomisiones, atribuyendo fines espurios, como un supuesto afán mercantilista, a quienes son los primeros interesados en velar por la calidad de la enseñanza universitaria.

En el contenido de la nota se denuncia un intento de eliminar las ingenierías técnicas por parte de las ingenierías, mal llamadas -según la nota-, superiores. La acusación tiene un fondo de verdad, pero el acusador es, en realidad, el acusado. Digo que hay un fondo de verdad porque, en efecto, se pretende que desaparezcan las ingenierías técnicas industriales: su propio Consejo General de Colegios así lo postula, al propugnar que sólo exista un único tipo de ingeniero. Se perdería así lo específico de las ingenierías técnicas actuales, cuyos titulados han atendido durante décadas unas concretas demandas laborales, distintas a las de las ingenierías impartidas por las E.T.S. de Ingenieros, y han desempeñado, por cierto, una papel excelente, clave en el desarrollo económico de nuestra sociedad.

Ahora se quiere echar por la borda ese bagaje plural, que dota de libertad de elección al estudiante (la posibilidad de estudiar ingeniería técnica en una Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica (E.U.I.T.) o ingeniería en una Escuela Técnica Superior (E.T.S) no está sesgada por ningún criterio clasista ni elitista), en aras de un mal entendido igualitarismo.

A nadie se le oculta que la actuación del Consejo Superior de Colegios de Ingenieros Técnicos, que entraña una acusación grave e injusta, puede originar una disfunción en las relaciones entre los profesionales y Colegios de ambas ingenierías, precisamente cuando la convergencia europea exige de todos nosotros más unidad si pretendemos incrementar la competitividad de un sector que, en España, tiene que dar un salto en su capacidad innovadora.

Pienso que nuestra responsabilidad ha de impulsarnos a aprovechar esta coyuntura para mejorar. Sugiero que en las enseñanzas técnicas se adopte el sistema 3+2, con la flexibilidad de establecer másters integrados para mantener las actuales ingenierías impartidas por las E.T.S. (que, repito, estarían abiertas a todo el colectivo de estudiantes), tal como lo están haciendo en otros países europeos. Así el esfuerzo de las universidades, y de sus rectores en particular, se podrá liberar de controversias, siempre esterilizantes, y centrarse especialmente en la mejora docente. Un proceso que, sin renunciar a los aspectos positivos existentes, estimule el protagonismo de los estudiantes en su formación dando más relevancia al trabajo personal y a los hábitos requeridos para una tarea profesional creativa. No se trata de "más de lo mismo", sino de reformar lo verdaderamente importante: la docencia universitaria, y de aplicar un principio que cualquier ingeniero suscribe: si algo funciona, no lo estropees; ¡haz que funcione mejor!

José María Bastero, catedrático de Ingeniería Mecánica y rector de la Universidad de Navarra.

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