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Un centro con más de un siglo de vida

El Centro Galego de Bizkaia es el más antiguo de Europa y el segundo del mundo, después del de Buenos Aires, auténtica capital de la quinta provincia que forma la diáspora gallega. Fue constituido en 1901, el mismo año en que nació Altos Hornos de Vizcaya (AHV), donde trabajaron cientos de emigrantes gallegos el siglo pasado.

El primer presidente de los 32 que ha tenido la entidad fue Ricardo Álvarez Prado, un médico residente en Alonsotegi que hizo del Centro Gallego una sociedad de ayuda para las primeras oleadas de emigrantes gallegos que venían a trabajar, principalmente, en las minas o la siderurgia. Pero además de una labor de asistencia y solidaridad, el Centro Galego de Barakaldo, que tiene cerca de 900 socios, ha realizado siempre una gran labor cultural para todo el colectivo residente en la Margen Izquierda. Su presidente, José Mosteiro reconoce que cada año tienen una sociedad más envejecida y reducida, pero también hay jóvenes, hijos y nietos de emigrantes, que participan en las actividades que organiza la entidas.

Otro inconveniente son los socios que cuando alcanzan la jubilación laboral deciden retornar a Galicia. Mosteiro dice que la gran mayoría mantiene su carné de socio y que no son tantos los que vuelven. Según él, sólo regresan "los que no tienen hijos aquí" o los recién jubilados o prejubilados "con una salud maja", porque cuando ésta comienza a fallar tienen que volver a Barakaldo ya que los hijos "no van allí a cuidarles".

El Centro Galego mantiene una intensa agenda de actos que sólo decae en agosto. Los grandes acontecimientos son en mayo, con la Semana das Letras Galegas, y en julio. Las fiestas del patrón Santiago reúne a buena parte de la colonia gallega en Euskadi, formada por alrededor de 75.000 personas nacidas en Galicia, sin contar a descendientes, y numerosos vecinos de Barakaldo con gran cantidad de actos festivos y culturales. El Día de Galicia en Euskadi, que celebran los 10 centros gallegos, ha pasado de junio a octubre.

Fuera del calendario, no deja de funcionar la biblioteca, el grupo de danzas, los equipos de fútbol y una pequeña banda de gaiteiros. Y tampoco falta un improvisado euskaltegi de gallego para el aprendizaje de una lengua que todavía puede escucharse en las calles de Barakaldo.

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