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Reportaje:Signos

Un canto a la libertad y la naturaleza

La reedición de la novela 'El mundo de Juan Lobón', de Luis Berenguer, devuelve vigencia a un pequeño clásico del siglo XX

Luis Berenguer (El Ferrol, 1923- San Fernando, 1979) es un caso singularísimo en el panorama de la narrativa española de la segunda mitad del siglo XX. Nacido en el seno de una familia de marinos gallegos, fue ingeniero naval y capitán de fragata. Se afincó en la localidad gaditana de San Fernando, donde desarrolló casi toda su producción literaria. Su primera novela, El mundo de Juan Lobón, obtuvo un rotundo éxito avalado por el premio de la Crítica en 1968. Sin embargo, este título parecía haber caído en el olvido durante los últimos años. Quienes quisieran hacerse con él, no tenían más remedio que rastrearlo en librerías de anticuario o de saldo. Por fortuna, el sello madrileño Clan editorial acaba de lanzar una cuidadísima reedición de esta obra imprescindible, con prólogo de José María Parreño e ilustraciones de Marina Arespacochaga.

Ambientada en la España rural de los años cincuenta, la novela tiene como protagonista a Juan Lobón, cazador furtivo poseedor de una sabiduría ancestral y silvestre, que asiste a la desaparición de su mundo y al nacimiento de unos nuevos tiempos en los que no le será fácil ubicarse. Su peripecia es, ante todo, un clamoroso canto a la libertad individual y una fascinante descripción de la lucha del hombre contra la naturaleza y las propias leyes de los hombres.

"El mundo de Juan Lobón es la vívida reconstrucción de una sociedad y un modo de vida que hoy a nosotros nos resultan más desconocidos e inalcanzables que si fueran los de los aborígenes de cualquier rincón exótico de este planeta", asegura José María Parreño. El prologuista hace también hincapié en el indudable valor que la lectura de la novela tiene como ejercicio de arqueología lingüística, pues Berenguer supo fijar con extraordinaria pericia un estilo oral prácticamente extinguido. "La sensación de realidad y vida que emana de esta novela se debe en gran medida a la hazaña de haber atrapado en sus páginas, como si de una mariposa se tratara, la fugacidad del lenguaje oral de la Baja Andalucía antes de que fuera allanado por horas de televisión y contaminado por el turismo masivo. Y nada más difícil que fijar en tinta y papel aquello que vive en el aire", añade.

Es sabido que Juan Lobón tuvo un modelo real, de carne y hueso. Se llamaba José Ruiz Morales y en su pueblo, Alcalá de los Gazules, era conocido con el sobrenombre de Perea. Vivía en un lobón, nombre con que en la serranía gaditana se designa a ciertas cuevas. Luis Berenguer, aficionado a la caza, tuvo la suerte de encontrarlo, de pasar muchas horas oyendo sus historias, y supo aprovechar este testimonio para construir una ficción novelesca impecable.

El escritor tenía la curiosa costumbre de redactar exigentes autocríticas de sus propias novelas. En la correspondiente al Juan Lobón, comienza escribiendo que el protagonista "es excesivamente inteligente". "Ese punto fue una de las cosas más sorprendentes, por no decir la más, que me llevó a escribir el libro. El poder de abstracción y de generalizar no es común en personas poco cultivadas. Juan Lobón, mi palabra de honor, imita a un modelo del cual no me encuentro responsable en absoluto. Sí es una limitación del autor que esa faceta de su personalidad pueda parecer falsa", dejó dicho Berenguer.

Muchos años después de editada la novela, en 1989, el director Enrique Brasó rodó una versión de la misma para televisión, con un reparto de lujo integrado por Roberto Álvarez, Álvaro de Luna, Fernando Guillén Cuervo, Mercedes Sampietro, Fernando Valverde y una joven Maribel Verdú.

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