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Reportaje:

U2 activa su Bomba

Durante 25 años, U2 ha pasado por pérdidas personales, drogas, alcohol y enormes riñas. Aun así, siguen juntos y, cuatro años después, sacan un nuevo gran disco, 'How to dismantle an atomic bomb', cuyo primer vídeo han rodado en España. Bono, The Edge, Clayton y Mullen revelan el secreto de su amistad.

Nos encontramos en la Costa Azul, en uno de esos restaurantes de playa, en una noche de clima templado. Bono, de 44 años, conversa con un hombre al que le gustaría construir una catedral para todas las confesiones. El baterista de U2, Larry Mullen Jr., de 43 años, toma tempura y patatas con entusiasmo. Está sentado junto a una mujer que tiene estrechos vínculos con Tony Blair. En ocasiones le desespera el apetito de Bono por el terreno político; a veces discuten por ello. Generalmente lo resuelve Bono.

Te preguntas constantemente cómo consigue tener un pie en el estadio de rock y el otro en el oído de los políticos. Lo que ahora está claro es que el grupo ha sobrevivido durante 25 años a mil y un berrinches y a varios dramas desgarradores gracias al amor y el respeto que se profesan. Es una dependencia mutua muy elegante.

Adam Clayton, de 44 años, bajista, no nos acompaña esta noche, en parte porque vive en la otra punta de Niza y no le gusta conducir de noche tras la operación con láser que le practicaron en los ojos. Y en parte, sospecho, porque no se tortura pasando el rato entre bebidas alcohólicas. Estuvo tan perdido por la adicción hace unos años que ahora es extremadamente cauteloso.

Todos los miembros de U2 tienen algo de inadaptados, ya sea porque perdieron a sus madres a una edad temprana, como es el caso de Bono y Larry, o por culpa de los internados, en el caso de Adam. Había crecido en el este de África. Cuando llegó a Irlanda se sentía mal porque, aunque era el único de la clase que hablaba suahili, no sabía hablar gaélico. The Edge, de 43 años, guitarrista, sufrió un tipo de desplazamiento distinto. Nació en Gales, se trasladó a Irlanda y sufrió por creer que no encajaba. Ahora procura tener un acento no demasiado revelador.

La novia del cantante de Ash está hablando con Bono sobre clubes en Dublín. Él parece algo distraído, ya que trata de interrumpir la conversación de Edge. "¿Para qué hablas de Gales?", prosigue. Más tarde me cuenta que es su oído de artista: puede escuchar todo lo que ocurre en la habitación. Es más probable que oyera mencionar su nombre. The Edge me explicaba que Bono es distinto al resto de la gente, porque los demás entran en una línea de pensamiento y para él no existen los parámetros. Por eso considera que telefonear a George Bush no tiene nada de malo.

Suenan unos ritmos brasileños. Es algo más de medianoche y el restaurante está cerrando. Hay un breve paseo por la playa hasta los chalés pareados en los que viven The Edge y Bono, separados sólo por dos piscinas. A la gente le resulta extraño que vivan puerta con puerta. Ni siquiera se alza una valla entre ellos. El problema del paseo por la playa es que es de roca, sin un grano de arena a la vista, y llevo sandalias con tacón de aguja. Bono se ofrece a llevarme. Opto por ir descalza. Duele. Estoy a punto de chillar. Entonces Bono me ofrece sus zapatos: sandalias de estilo japonés. Un regalo divino. Ahora le duele a él, pero no chilla. Dice que es como una reflexología intensa.

Cuando regresamos a su casa, pone el nuevo disco de U2, How to dismantle an atomic bomb (Cómo desactivar una bomba atómica). Bono entona al estilo karaoke. Una canción comienza con la frase "Take my shoes" (toma mis zapatos), que me canta directamente al oído.

The Edge tiene un aspecto solemne y abstraído. "Mírale", dice Bono. "Está repasando todas las mezclas, evaluándolas mentalmente". Bono canta el verso "I know that we don't talk but can you hear me when I sing?" (sé que no hablamos, pero ¿me escuchas cuando canto?). Es un grito extraño que vibra en la noche después de la nota, de por sí vibrante, de la voz de Bono en el disco. "Canto una nota a la que no debería llegar un hombre de mi edad", dice. "No sé qué me ha pasado. Tengo una voz diferente. ¿De dónde ha salido?".

Una teoría es que How to dismantle an atomic bomb trata sobre desmantelar la vida y la muerte en 2001 de su padre, Bob Hewson, que era un aficionado a la gran ópera y un perfecto tenor. Desde que se fue, Bono camina de un modo distinto, quizá como lo hacía su padre; a lo mejor le ha absorbido. "O quizá se ha disipado algo", afirma, "un peso muy extraño, y ahora me siento más cómodo conmigo mismo. Nunca estaré tan cómodo, y eso es bueno. Él es la bomba atómica en cuestión y es su época, la época de la guerra fría. Ambos vivimos una especie de guerra fría. Cuando murió, no sabía qué iba a ocurrir. Comencé a comportarme de una forma un poco extraña, asumí más y más proyectos. Mirando hacia atrás, ahora por fin he podido despedirme. Creo que cometí algunas locuras. Recibí una carta de un amigo mío que decía: '1) No dejes tu trabajo, 2) ni a tu mujer, 3) ni saques grandes cantidades de dinero del banco'. No estaba haciendo nada de eso, pero él se refería a que, cuando mueren los padres, los hijos cometen locuras. Me pareció que yo estaba preparado".

¿Se puede estar alguna vez preparado para la muerte? "Bueno, llevaba mucho tiempo enfermo (con cáncer y Parkinson), e iba a visitarle al hospital, a cuidarle por la noche". Estaba de gira durante los últimos días de la vida de su padre, pero regresaba al hospital. "No sabía que la tristeza te afectara de forma tan sorprendente. Ignoraba que, dos años más tarde, cuando vas caminando por la calle, se te escapan las lágrimas sin saber por qué".

Bono tiene mucho que decir a todo el mundo -George Bush, Tony Blair, los votantes indecisos, los pacificadores, los belicistas y al mundo del rock and roll-, pero no tenía muchas cosas que decirle a su padre. "No hablábamos. Creo que no pasé suficiente tiempo con él, y con los hombres irlandeses siempre resulta raro hablar". La mayoría de las veces le dibujaba postrado en la cama. "Dibujaba todo el equipo. Me resultaba fascinante, con todos aquellos cables y tubos".

"Carecía de lo necesario para afrontar las cosas; mi hermano hizo todo lo heroico, se encargó de organizar todo el aspecto médico. Yo me limitaba a dibujar para intentar asumirlo, en lugar de crisparme y mirar hacia otro lado. Fue entonces cuando escribí Sometimes you can't make it on your own (A veces no puedes hacerlo tú solo). No era fácil ayudarle y la canté en su funeral. Sonó como los Righteous Brothers, algo de una época distinta. ¿Qué pensará de ella la gente joven?", dice entre risas.

Se pregunta dónde están los dibujos. Quizá en el piso de arriba. Me los enseñará luego. Me cuenta: "Recientemente he tenido que soltar toda la tristeza, y doy gracias a Dios por el don que me legó mi padre, aunque se haya convertido en una canción a lo Johnny Cash. Siempre decía: 'No sueñes, porque los sueños acaban en decepción'. Y fue justo entonces. Fue justamente ahí cuando empezó la megalomanía". Señala con el dedo como si fuera su padre y rompe a reír, como si en ese momento supiera que es la mayor estrella del rock del mundo porque así lo quiso.

A la mañana siguiente, todo el mundo tiene resaca. Bono sufre una angustia indefinida. Puede que sea porque el fotógrafo Greg Williams está merodeando por el jardín con unos cuantos miles de kilos de azúcar. Está trabajando en una campaña para la ONG Oxfam, con Bono fotografiado bajo una montaña de azúcar (ver EPS del domingo pasado). Pero la vida de U2 no siempre ha sido un acogedor caparazón de azúcar. La etapa de los discos Achtung baby y Pop, en los años noventa, fue la más turbulenta y árida. Fue entonces cuando Adam perdió el control con las drogas y otros excesos. Y cuando Larry, después de tres años de gira, acabó en Japón y tan ajeno a la idea del hogar que intentó convencer a The Edge para recorrer EE UU en moto durante seis meses.

Bono define a Adam y Larry como la policía del rock. Afirma que Adam tiene un oído que es el equivalente a un tercer ojo. Y Larry posee un instinto increíble. En el mundo de Mullen, todo es blanco o negro: nunca existe un gris. Es el más borde, el más directo y el más guapo. Conocí a Larry a principios de verano, en mi primera visita al sur de Francia. Cuando llegué, les habían robado el CD, recién acabado pero todavía incompleto, durante una sesión fotográfica. La verdadera policía francesa disfrutó interrogando a los miembros de U2, y la compañía de discos estaba aterrorizada. Pero Mullen parecía tranquilo. "¿Qué le vamos a hacer?", dice encogiéndose de hombros. A la luz del día, tiene un brillo bronceado. Ya había oído llamarle Dorian Gray. Aparenta, como mínimo, 15 años menos de los que tiene. Dice que su padre tiene 80 años y aparenta 62. Me pregunto si se parece más a su padre o a su madre. Con tristeza, me explica que nunca ha sabido cómo habría envejecido su madre. "Falleció en 1978".

"Cuando me incorporé al grupo fue como escaparme con el circo. Mis recuerdos de los U2 del principio son realmente de dar y correr. No tenía a nadie que recogiera los pedazos. Intentaba hacerlo yo solo. Imposible". Tenía sólo 17 años y U2 se convirtió en su sustituto familiar. "Mi hermana se casó y se rompió la unidad familiar. Todos los hijos irlandeses están más unidos a su madre. Creía que algún día sería sacerdote; estaría decepcionada".

¿Crees que has estado evadiéndote de la pérdida toda tu vida? "Puede que haya algo de cierto en ello. Existe cierta sensación de huida, porque no quieres sufrir esa pérdida otra vez".

Parece evidente que el motivo por el que U2 siguen juntos es que se necesitan unos a otros. Bono cree que Larry es el padre de la familia U2, porque se le da muy bien tomar decisiones. Mullen opina que él es el hijo consentido.

"Bono es la mamá. Sin duda alguna. Es una persona pletórica y se encarga de todo". Mullen no se anda por las ramas. Es directo y sincero. Me dice: "No discutimos, pero todos tenemos un carácter fuerte. Al final, todos queremos lo mismo. Somos muy competitivos, queremos estar en la radio, sacar grandes singles. No queremos que se nos vea como un grupo veterano. Nos gusta el hecho de que la gente hable de Coldplay como nuestros contemporáneos".

¿Por qué seguís juntos los cuatro? "No tenemos adónde ir. ¿Qué clase de grupo se va de vacaciones al mismo sitio? ¿Qué tipo de familias combinan bien?". Estamos sentados bajo un toldo en la terraza de la piscina de Bono, y pasan varios niños desnudos chillando, posiblemente de The Edge. "Somos una familia unida, con todo lo que ello tiene de bueno y de malo. Pero no hay problemas de ego en el grupo. Todos estamos involucrados en el proceso. Luchamos todos juntos. No quiero parecer engreído, pero tengo el mejor trabajo del mundo. Ahora entran en escena diversas cosas, ya que todos tenemos familia. No tenemos la misma libertad de antes". Mullen tiene un hijo de ocho años, otro de tres y una hija de cinco. Bono tiene dos hijas y dos hijos. The Edge tiene cuatro hijas y un hijo. Así que incluso el rock and roll debe girar en torno a las vacaciones escolares.

A veces parece que Adam Clayton haya sido siempre un inadaptado, incluso dentro del grupo. Pero en el mundo de U2, los extremos siempre se encuentran. En muchos sentidos, él es la fuerza motriz. Fue él quien, por "fe ciega e innegable ignorancia", afirmó: "Seremos más importantes que los Beatles" cuando sólo habían dado un par de conciertos y se encontraban en su momento más salvaje y dispar.

Nos reunimos en la azotea de un café de Niza. Pide un espresso doble, aunque ha dejado recientemente la cafeína. Él es así. Preocupado por si revela demasiado, pero ansioso por llegar a las esencias.

Tiene un rostro muy liso, pero los ojos están más cansados. Ya no luce el rubio oxigenado, y llega cargado con bolsas de compra de diseñadores. Está buscando la camiseta perfecta. Afirma que este disco "fue una experiencia muy diferente; no corríamos de un lado para otro como locos y sin dormir". La época en que Clayton tiraba su bajo al suelo y le decía a Bono: "¡Pues tócalo tú!" y desparecía a algún paraíso inducido por las drogas ya es agua pasada. ¿Te ha ocurrido algo que te haya hecho más armonioso? "Todos cumplimos los 40 en los últimos dos o tres años, y eso te cambia. Ahora puedes mirar hacia atrás y ver lo bien que nos ha ido y lo bueno que es el grupo", explica con inquietud.

Llega el café. Parece tranquilo. "No hay mucha gente que llegue a los 25 años de matrimonio o de sociedad comercial. Han surgido algunos problemas peliagudos por malas decisiones. Los hemos superado, y sobreviviendo es como lidias con las decisiones equivocadas, al igual que con las acertadas".

¿Cuál fue vuestro problema más grave? "El que me incomoda más es cómo estallamos con el disco Pop. Nos centramos tanto en salir de gira y diseñar el espectáculo, que era increíble, que nos olvidamos de terminar el disco". ¿Fue entonces cuando perdiste el norte? "No, entonces estaba bien. Eso ocurrió mucho antes".

Esa época anterior fue la del noviazgo con Naomi Campbell. Lo típico, estrella del rock necesita supermodelo. El verdadero Clayton es encantador, educado y súper sensible, y en muchos sentidos estaban bien juntos. La relación le convirtió en la celebridad que siempre ha intentado no ser. "Sí, pero la gente seguía sin reconocerme. Siempre he sido un poco tímido ante la cámara". Rompe la chocolatina que acompaña el café en cuatro trozos y disfruta de cada pequeño mordisco. Muy controlado. Los cuatro conocen muy bien los puntos fuertes, débiles y extremos del resto. "No es que haya una gran intimidad entre nosotros, pero sí una tremenda tolerancia, espacio, comprensión y amor. Hay intimidad, pero gran parte del tiempo es una situación laboral y luego todo el mundo vuelve con su familia. Es más adulto. Somos nuestro mecanismo de supervivencia".

Clayton es distinto a los demás, que siguen disfrutando de las fiestas. Él es el solitario. "No salgo demasiado, pero no me importa. Cuando me gustaba salir de fiesta, lo hacía todas las noches. Ahora me gusta ver las noticias, escuchar música". La mayoría del tiempo vive entre Dublín y Londres, donde trabaja su novia. "Hubo una época en que no me sentía cómodo en Inglaterra, ahora tengo una perspectiva más positiva de la vida. Antes me sentía como si viniera de provincias".

A Clayton siempre le ha parecido que procedía de un lugar distinto. Cuando era niño, su padre trabajaba para East African Airways, y se trasladaron a Kenia. Luego vino Dublín. Más tarde, un internado y Singapur en vacaciones. "Todavía me inquieta visitar un lugar nuevo. No me gusta perder el control del entorno. Me pongo nervioso. A veces, sencillamente me siento… abandonado, por decirlo de alguna manera. Tengo que trabajar algunos de mis problemas, pero la mayoría de los días me muevo con libertad en el mundo y me siento cómodo con él. Con la rehabilitación he aprendido a reconocer la sensibilidad y a rechazarla un poco, pero eso no significa que no pueda sentirme contento".

Estar con cada miembro de U2 es divertido de muy distintas formas. The Edge tiene unos ojos pequeños pero intensos. Su nombre real es David Evans. Sus padres eran galeses; nació en Harking, al este de Londres, y se trasladó a Irlanda con su familia cuando tenía un año. Y para haber sido bautizado The Edge por Bono debido a lo afilado de su mente y sus facciones, es muy amable. Una misteriosa fuerza habitualmente envuelta en un gorro de punto, incluso en verano. Le entrevisto a la mañana siguiente. Incluso con resaca, es un amante del detalle. Le digo que la noche anterior Bono estaba preocupado porque quería volver a grabar el disco entero. "Sí, al escucharlo me entraron ganas de volver a grabarlo todo. Si la entiendes, la canción suena mejor. Si no la entiendes, hace que suene distinta, realmente mal. El 10% del trabajo en el estudio es inspiración, el 90% es un proceso muy analítico y concienzudo. Es la parte científica de mi cerebro".

The Edge casi se pierde por la ciencia. Prometió a sus padres que si la banda no salía adelante en su año libre tras la escuela, iniciaría su carrera en ciencias naturales; de hecho, la empezó, pero no llegó a comprar los libros de texto. "No quería malgastar el dinero de mis padres, aunque me sentía endeudado con ellos".

The Edge es una persona que asume responsabilidades por todo. La pasión y el fervor político de Bono quizá hayan sido lo que peor ha llevado. La recompensa es que, probablemente, el disco suena más a un disco de The Edge que de Bono. Cualquier otra persona se habría sentido profundamente frustrada por las ausencias de Bono para reunirse con Bush y Blair y para continuar su trabajo en África mientras grababan. The Edge se lo tomó con calma. "Hemos crecido siendo un grupo político. Nunca he visto la necesidad de separar religión y política de todo lo que escribimos y nos preocupa. Siempre hemos sido muy conscientes de que dando rienda suelta a cualquier tema podíamos meternos en líos o resultar poco modernos. Mi verdadero temor era que Bono nos llevara a hacer cosas que fuesen sumamente anticuadas y nos arrepintiéramos. Pero, aunque en ocasiones me ha molestado, ha habido más veces en que me he sentido orgulloso de él y sus éxitos me han dejado anonadado. ¿Quién iba a decir que alguien que abandonó la educación formal a los 16 años y ha estado escribiendo canciones y saliendo de gira por el mundo cantando pudiera meterse en el cuerpo político y ser escuchado en las más altas instancias?".

Hacemos un descanso para comer ensalada con cuscús, salmón y pollo. Larry dice que Bono "comería con el mismísimo diablo si le diera lo que necesita. Durante la grabación del álbum, Bono pasó mucho tiempo fuera, pero eso no acabó afectando a la calidad del disco. Parecía estar mucho más activo. Podía hablar con el Papa y grabar una letra al mismo tiempo".

De vuelta a la piscina con The Edge, admiramos las tranquilas vistas y la curiosidad de que él y Bono tengan sus casas una junto a la otra. The Edge posee otra en Malibú, porque su esposa, Morleigh, es de Los Ángeles. Dice que algún día quizá se compre un barco, "aunque las posesiones son una forma de convertir el dinero en problemas". "No tengo una gran colección de coches. No tengo nada que pudiera echar de menos si me lo robaran. Me compré esta casa porque era el momento oportuno. Estaba pasando un mal momento; me estaba separando de mi primera mujer, Aislinn, las cosas no iban bien y esto fue como poner en marcha un nuevo comienzo".

Conoció a Morleigh cuando estaban embarcados en la gira Zoo TV, en 1992. Es bailarina y fue a echar una mano con la coreografía. Fue un proceso lento. "Ya nos conocíamos, pero durante un tiempo no hubo nada entre nosotros. Entonces saltó una pequeña chispa". Ayer por la noche, durante nuestra ebria conversación, Bono había dicho que sabes que amas a alguien de verdad si puedes comportarte como tú mismo con ellos. Edge está de acuerdo: "Sí, puedo ser yo mismo". Por la forma en que lo dice, lenta y precisa, intuyes que no siempre ha sido así. En las relaciones, ¿qué prefiere, querer o ser querido? "Al principio yo era quien quería más. Ahora espero que sea un 50-50. Rendirse y decir 'voy a dejarme querer' requiere cierta humildad. La paradoja es que ser amado es generoso".

De repente se produce un cambio en el ambiente, un subidón de adrenalina. Larry y Edge se dispersan y Bono me dice: "Tony Blair me acaba de pedir un discurso en la asamblea de su partido". ¿Por qué iba a querer alinearse con un partido que está provocando el distanciamiento de tanta gente? Me dice: "Me alegra estar junto a él y decirle que creo en él. Pienso que es uno de los más grandes líderes que ha tenido Gran Bretaña. Ha hecho cosas extraordinarias por su país. Merecen ser aplaudidas. Hasta la fecha, mi cometido es aplaudirle por lo que ha hecho, aunque no estaba de acuerdo con la guerra. Él creía en ella, ¿y no es extraordinario que un primer ministro británico haga algo tan impopular entre el pueblo británico, su propio gabinete y su base laborista? Me parece que es sincero… Pero está sinceramente equivocado".

Le pregunto si pronunciaría un discurso para el presidente Bush en una convención republicana. "Me he fotografiado con Bush después de que se comprometiera a aumentar la ayuda para el sida en años. No me vendo barato, pero mi trabajo es aparecer en la foto si ellos cortan la cinta".

Está bastante más delgado que la última vez que le vi. Se ha quitado las gafas de sol y tiene los ojos de un azul claro extraordinario, penetrante. Son a la vez hielo y calor. Habla con claridad, con palabras que evitan el cliché o el pragmatismo. Es una especie de ingenuidad apasionada. No me sorprende que tocara la guitarra de Tony Blair. "Tenía que hacerlo porque quería comprobar que estaba afinada. Me habían dicho que la tocaba a diario, así que quería comprobar si era cierto. Y me da cierta confianza haber cogido la guitarra del primer ministro de Inglaterra y ver que estaba afinada; sí que la toca".

Respecto a Bush, declara: "Debo decir que realmente cumplió su promesa de conseguir más ayudas para el sida en África. Me dijeron que sería imposible, pero no fue así. Y tengo que decir que me pareció muy divertido. Allí estaba yo, sentado en su coche junto a él, en su desfile, charlando y pensando que podría estar discutiendo con él sobre muchos temas el resto de mi vida".

¿Eso que lleva en el cuello es el rosario del Papa? "Se desgastó, así que Ali [su esposa] encargó que hicieran uno exactamente igual. Bob Geldof hizo un pacto con el Papa: sabía que acabaría desgastándose, así que le pidió dos. Yo no lo pensé, pero Bob sí".

Si el nuevo disco trata de la fe y el miedo, es porque eso y el amor y el deseo habitan permanentemente en Bono. "Cuando se combinan es fantástico. Pero, a veces, el amor y el deseo son muy distintos. El amor, el sexo, el miedo y la fe y todas las cosas que nos mantienen aquí, en la misteriosa distancia entre un hombre y una mujer".

Justo cuando crees estar manteniendo una conversación, oyes la letra de una canción. "Mis relaciones favoritas son siempre aquellas en las que existe esa distancia. El deseo de ocupar a una persona y conocer todos sus recovecos domina tu sentido del respeto por quiénes son o el hecho de que tienen una vida aparte de la tuya".

Durante años, la gente se ha preguntado cómo se ha mantenido la relación entre Bono y su mujer. Ali es un verdadero encanto; luce una espesísima melena negra, es afable y, en cierto modo, sofisticada, pero accesible. Delgada, pero con curvas. Han tenido sus altibajos durante estos años, pero ella ha sabido soportarle. Ahora van a trabajar juntos por primera vez en un proyecto. "Es una línea de ropa que se fabricará de acuerdo con las reglas del comercio justo".

Christophe, el encargado de la casa, ayudante y cocinero vasco de Bono, nos trae unos vasos de vino, aunque Bono me cuenta que es alérgico, que le provoca sueño. No tiene tiempo para dormir: es muy rara la noche en que llega a dormir cuatro horas.

Me pregunta si estoy de acuerdo con Freud en que el sexo es lo principal en la vida. Él opina que es "casi lo principal". "Es algo curioso relegar este tema como algo lascivo, sin sentido del humor o profundamente serio y aburrido. Mira cómo lo utilizan para vender productos". Sexo y muerte, amor y deseo, todos ellos se abren camino en las melodías que le cautivan. "Si meditas sobre la vida, comienzas con la muerte, y cuando no tienes a nadie, te invade una sensación de abandono". Es este mismo abandono el que ha creado su necesidad de establecer vínculos con el mundo. "Puedes exorcizar tus demonios o ejercitarlos. No sé qué he descubierto de mí mismo psicoanalizándome. Con lo que hay que tener cuidado es con mirarse el ombligo, y el mío es muy bonito, pero la mayoría de cosas que he aprendido de mí mismo las he descubierto en otras personas".

Anochece. Es hora de irse, pero le preocupa que piense que su vida es una burbuja en la que nadie discrepa con él. "Trabajar con U2 puede ser como una gran pelea. Parte de su atractivo es la fricción. La enfermedad de la estrella del rock es estar en compañía de gente que te da la razón constantemente… Aunque, personalmente, a lo mejor me gustaría un poco de eso".

© The Sunday Times Magazine.

El nuevo disco de U2, 'How to dismantle an atomic bomb', ha sido editado recientemente por Island Records / Universal.

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