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Signos

Luis Javier Moreno publica su poemario más autobiográfico

El poeta Luis Javier Moreno (Segovia, 1946) es un buen conocedor de Cádiz y su provincia. Entre los años 1976 y 1979 ejerció la docencia en la capital gaditana, y a ella sigue retornando con regularidad, casi siempre con la llegada del buen tiempo, que en eso afirma sentirse un poco ave migratoria. Precisamente en la sede de la Asociación Qultura de Cádiz, presentó recientemente su último poemario, titulado Rota y publicado en la colección Mar de Alborán de la editorial La Moderna, afincada en Luxemburgo.

Rota comenzó a fraguarse, según el propio autor, en aquellos años como profesor en Cádiz. "En el libro cuento un momento difícil que pasé allí. Empecé a esbozarlo entonces, pero con el tiempo y la distancia me he encontrado más suelto para escribirlo", asegura. La referencia a la localidad de Rota no es anecdótica. "Tenía una compañera a la que le dieron plaza allí, su familia tenía un chalé donde pasábamos algunos fines de semana muy gratos. A partir de ahí desarrollo un poema muy largo, de 500 y pico versos, que sin duda es lo más autobiográfico que he escrito", dice.

En el poemario el mar es una constante, no sólo por su relieve en el escenario de Cádiz y su Bahía. También asoman en estos versos algunos guiños históricos, Gibraltar y la controvertida Base Naval estadounidense. "Pero sobre todo hablo de mí", insiste Moreno.

Poetas gaditanos

Su recuerdo de aquel Cádiz posfranquista al que arribó como profesor sigue vivo en la memoria y sobre el papel. "Yo ya había leído a los poetas gaditanos más relevantes: Quiñones, Pepe Caballero Bonald, Alberti... Luego los fui conociendo personalmente uno a uno allí. Mis primeras amistades fueron Jesús Fernández Palacios y José Ramón Ripoll. Y con el tiempo, como no he roto el vínculo con esa tierra, he seguido cosechando mi amistad con la gente de la revista Caleta, Mercedes Escolano, Pepa Parra...", comenta.

En opinión de Luis Javier Moreno, la capital gaditana ha experimentado con los años "un cambio muy favorable". "Recuerdo que entonces estaba cochambrosísima, era un verdadero erial y yo me preguntaba de quién habría sido la idea de apodarla Tacita de Plata. De cómo haya cambiado la gente, poco puedo decir: sigo teniendo los mismos amigos de siempre, pero cuando una ciudad mejora la gente también suele hacerlo. Cuando vine por primera vez sólo Quiñones agitaba el ambiente cultural, pero poco a poco fueron surgiendo ciclos de lecturas, revistas, colecciones que le dan peso y categoría nacional a este lugar", afirma el poeta.

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