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Rugova exige la independencia de Kosovo al nuevo jefe de la ONU

El danés Soeren Jessen-Petersen asumió ayer oficialmente el cargo de jefe de la misión de la ONU en Kosovo (UNMIK) en un contexto difícil, con la minoría serbia todavía traumatizada por la violencia del pasado marzo que causó 19 muertos y centenares de heridos. Tanto la ONU como la OTAN fueron criticadas por su pasividad en esta ocasión.

Quinto jefe de la UNMIK, Jessen-Petersen sucede al finlandés Harri Holkeri, que dimitió en mayo. Tras su toma de posesión, el danés se reunió con el jefe de las fuerzas de la OTAN en la provincia, el presidente de Kosovo, Ibrahim Rugova, y el primer ministro, Bajram Rexhepi. También tenía previsto reunirse con representantes de la minoría serbia. En su entrevista, Rugova volvió a exigir la independencia de Kosovo, que sigue siendo una provincia serbia bajo protectorado internacional.

Entre sus prioridades, el nuevo jefe de misión quiere asegurar la participación de los serbios en las elecciones parlamentarias del próximo 23 de octubre. Estos comicios serán los segundos desde el fin de la guerra, en junio de 1999, y los políticos de la minoría serbia kosovar ya anunciaron el boicoteo a las urnas siguiendo recomendaciones del Gobierno de Belgrado.

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