De vuelta a casa

Merem -María- es una niña de 12 años de Naama, una ciudad del suroeste de Argelia. Prácticamente desértica. Salió de esa ciudad argelina por primera vez en su vida hace 10 días para ir al Campamento de la Paz del Fórum. Llegó con otros 12 niños de su país, seis chicas y siete varones. Es la única que lleva pañuelo: "Yo quiero vestir así". Lo dice muy seria. "Es que es una niña muy aplicada", comenta la acompañante del grupo argelino.

Merem está en el Campamento de la Paz porque es la más lista de su escuela, aclara al ser preguntada sobre cómo fue elegida para la experiencia del Fórum. Sólo habla árabe: "Con quienes he estado más era con las niñas israelíes porque hablaban árabe. Me llevaba muy bien con ellas", puntualiza, para, a continuación, añadir: "Es posible la paz". Merem volverá mañana a su país, como el resto de los 135 niños que han compuesto el primer campamento. Para la mayoría ha sido el primer largo viaje de su vida "a un encuentro de paz", resumen.

Zhou, un chico de 12 años de Shanghai, regresará mañana a China. También fue escogido en su escuela para la expedición. Habla inglés y dice que con quien ha conectado más ha sido con los chavales de Delhi (India) y Montevideo (Uruguay). "¿Con los chicos o con las chicas?". "Con los chicos, por supuesto", espeta. La relación entre los grupos del mismo sexo se ha impuesto, algo bastante normal entre chavales de 12 a 14 años.

El enunciado genérico de diversidad cultural se ha vivido intensamente durante una semana en el campamento. "A mí lo que me mató fue que el novio de las chicas lo escogiera la familia", salta María José, una niña de Montevideo, en referencia a la cultura y costumbres de las chicas de Delhi. "A mí eso no me parece bien, pero, claro, es su cultura", admite. La música y los bailes tradicionales han sido el principal medio de comunicación entre los grupos de Argelia, Mozambique, Montevideo, Delhi (India), Shanghai (China) y Sarajevo (Bosnia). Y las ganas de conocerse, conversar y, sobre todo, de divertirse.