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Reportaje:

Una carrera en la media

Los accionistas de Marie Claire viven una crisis que ha supuesto la destitución de directivos vinculados a la familia fundadora

Pelea entre los accionistas de Marie Claire. El desencuentro entre las sociedades de capital riesgo Dinamia, Espiga y Bridgepoint, que suman el 67% de la firma, y de la familia Aznar, fundadora y propietaria del 33%, ha supuesto la destitución de tres ejecutivos vinculados a los Aznar. Tras la división, diferencias de criterio en la gestión y en medio, una plantilla intranquila.

Marie Claire ha destituido a tres ejecutivos (dos directores y el coordinador entre el consejo y los directivos) miembros de la familia Aznar
Las ventas de la firma han crecido de 67,5 millones de euros en 1998-1999 a 87,8 millones en 2002-2003, pero el beneficio ha bajado

En julio de 1998, las tres sociedades de capital riesgo concretaron la compra de Marie Claire al grupo británico Hartstone, y en la operación entró la familia Aznar, que en 1992 había vendido las tres empresas del grupo (Aznar, Aznar Industrial y Tres A). El reparto accionarial y el de fuerzas dentro del consejo de administración no ha variado desde entonces, defiende la dirección. Pero algo más de cinco años después, el desacuerdo entre accionistas ya ha causado algunas bajas. Marie Claire ha destituido a tres ejecutivos de la firma (dos directores y el responsable de coordinación entre el consejo y los directivos), miembros de la familia fundadora y vinculados a la empresa desde hace varias décadas. Los accionistas mayoritarios hablan del intento de los directivos de obstaculizar el trabajo del director general para desarrollar el plan estratégico mientras que la familia Aznar cree que los socios financieros han aumentado el control de la firma con la vista puesta en una futura venta.

Una de las primeras cuestiones que se abordó tras comprar la compañía fue la integración de las tres firmas del grupo en Marie Claire. A finales de 2003, las sociedades de capital riesgo relevan en la presidencia no ejecutiva a Celestino Aznar por Lorenzo Martínez, en representación de la mayoría del consejo. A este cambio se une la contratación de un nuevo director general. Las diferencias de modelo salen a la superficie. Los accionistas mayoritarios identifican el inicio del desacuerdo en la concreción de la decisión compartida de crear una dirección general única. Tras un proceso de selección, Marie Claire ficha a Joan Jubert (Punto Blanco). El nombramiento cuenta con la oposición de la familia Aznar, que no puso nombres sobre la mesa. Fuentes de la misma aseguran que la contratación se realizó a sus espaldas.

Martínez, en cualquier caso, asegura que algunos de los seis altos directivos de la empresa obstaculizan sistemáticamente el trabajo de Jubert desde su entrada, lo que provoca la pérdida de confianza de la mayoría del consejo y su destitución. Y añaden que otros miembros relacionados con la familia siguen en la gestión sin problemas.

La dirección de Marie Claire, mientras, intenta avanzar en el desarrollo del plan estratégico, con el que pretenden mejorar la evolución de una firma que aunque no ha dejado de ganar dinero, ha reducido su beneficio. Las ventas de Marie Claire han crecido de forma sostenida de los 67,5 millones de euros en 1998-1999 (su ejercicio abarca de abril a marzo) a 87,9 millones en 2002-2003. Su beneficio neto, sin embargo, ha bajado de 3,4 millones en 2001- 2002 a 2,78 millones en el último ejercicio completo. La previsión apunta en el último año hacia la mejora de la facturación y el mantenimiento de los beneficios. La caída a escala mundial del consumo de medias y la fallida experiencia de su filial polaca explican el resultado.

Nuevas ofertas

El 40% del negocio de la compañía procede de la venta de medias. La firma tiene una cuota de mercado del 18% en España. Pero Marie Claire profundiza en su oferta de confección (baño y ropa interior), que ya supone el 35% de su facturación y el resto procede de la comercialización de calcetines. La firma identifica la diversificación como un punto importante del plan estratégico. También la mayor presencia internacional. En la actualidad, alrededor del 30% de sus ventas proceden de la exportación y la intención es alcanzar el 50%. Con filiales en Holanda y Reino Unido, la firma realizó un intento fallido en Polonia, donde defiende su intención de volver.

Fuentes de la familia, que fundó este negocio en 1907, aseguran que desde el principio los tres socios inversores dejaron claro el objetivo de vender su participación a los tres o cuatro años. En 2002 las tres sociedades de capital riesgo buscaron sin resultado un socio estratégico para impulsar su presencia en Europa y que podía haber acabado en la venta de la firma. La opción se ofreció a la familia Aznar, que no aceptó la propuesta y que consideró "desorbitado" el precio que se le solicitaba. El intento se abandonó sin llegar a negociar con ninguna empresa. "A partir de ese momento, la actitud de los socios financieros empieza a cambiar", asegura la familia Aznar. Las mismas fuentes creen que detrás de las decisiones de sus socios inversores está la resolución de efectuar "los cambios adecuados" y hacer "más vendible Marie Claire". Cambios, apuntan, que podrían pasar por reducir la producción propia y trasladar una parte a países con menores costes laborales, recortando empleo. Mientras, los herederos del fundador, se muestran dispuestos a mantener su participación y a continuar en el negocio. Martínez rechaza de plano esta lectura. Es, dice, "absolutamente falso" que se haya planteado la deslocalización productiva. El presidente de Marie Claire, por otro lado, no niega su condición de "inversores temporales", pero insiste en que no hay un plazo marcado para el fin de esa temporalidad. Martínez defiende su intención de desarrollar "todo" el plan estratégico y que la posición y el valor de la compañía sea el máximo posible. "A partir de ahí valoraremos las posibilidades", añade.

La situación, en cualquier caso, ha disparado la preocupación en la plantilla. Marie Claire emplea a 1.200 personas en sus dos centros de producción, uno en Castellón y el de mayor tamaño en Vilafranca, ubicada en una comarca del interior de Castellón (Els Ports) y con un empleo muy dependiente de la compañía. Martínez se muestra muy crítico con lo que considera una "instrumentalización" de la plantilla por parte de la familia Aznar. "No es ético ni legítimo", resume. La dirección de la firma intenta tranquilizar al comité de empresa. Fuentes sindicales, con todo, mantienen una actitud de cautela. "El tiempo dirá si realmente quieren llevar bien la empresa", explican.

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