Respuesta al 'alumno indignado'
Como decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid quiero clarificar la carta de don José Antonio Arcos Sánchez publicada el pasado viernes 19 de marzo bajo el título Alumno indignado.
De acuerdo con el rectorado de la UCM, en esta Facultad se han realizado un conjunto de actos condenando los atentados terroristas del día 11 y en solidaridad con los afectados. El mismo jueves 11 asistimos a la concentración multitudinaria del campus de Somosaguas. El viernes 12 acudimos a la concentración de la Ciudad Universitaria y, por la tarde, a la gran manifestación celebrada en Madrid, compartiendo pancarta con alumnos y PAS complutenses. Ese mismo día, la Junta de Facultad difundió un comunicado expresando "su pesar y sincera condolencia a todas las víctimas y familiares, así como el compromiso con la construcción de una sociedad cimentada sobre los valores de la convivencia democrática y del respeto de los derechos fundamentales de la persona". El lunes 15 se realizaron, con asistencia masiva, los tres minutos de silencio convocados en toda Europa. Y esta misma semana, el lunes 22, asistimos con flores blancas y velas al homenaje a las víctimas complutenses en el campus de Moncloa.
Los profesores, en las aulas, hemos hecho una condena expresa de los atentados; en muchos casos se han comenzado las clases con un minuto de silencio o se han dedicado en su totalidad a reflexionar sobre tan desgraciado hecho. Muchos de mis compañeros han tenido que hacer grandes esfuerzos por intentar cumplir con sus tareas docentes. Pensar que no nos ha afectado -o, como dice la carta, que hemos vuelto a las clases como si nada hubiese ocurrido- es contrario a la realidad y a los sentimientos de todos nosotros.
Como todos los españoles, estamos conmocionados e indignados por los atentados; como todos, hacemos un esfuerzo por seguir adelante. Y pensamos que, gracias a la huelga que estaba convocada en las universidades públicas, muchos alumnos, profesores y personal de administración y servicios evitaron tomar aquellos trenes, lo que explica que el número de víctimas universitarias no haya sido mayor.
