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LETRAS Y MEMORIA. | Aulas

Un programa europeo anima a los mayores a escribir sobre sus vivencias

115.000 personas asisten a clases de adultos en Andalucía, 15.000 están en niveles avanzados

Alrededor de 115.000 mayores andaluces están inscritos en los cursos de formación de personas adultas, según los datos de la Consejería de Educación de la Junta. La mayoría, unos 70.000, siguen los cursos de formación inicial de base aunque en los últimos años el número de matriculados en Educación Secundaria en Adultos y Bachillerato aumenta.

En estos dos ciclos se ha pasado de 11.000 personas, en el curso 2000-2001, a cerca de 15.000 actualmente. El aumento de la esperanza de vida, 75,7 años para los hombres y 83,1 para las mujeres, según los datos de 2002 de la oficina estadística de la Unión Europea Eurostat, ha provocado que la educación de adultos esté en el punto de mira de las organizaciones europeas.

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Uno de los programas dirigido a mayores, el proyecto Grundtvig 2, que nace al amparo de los Programas Europeos Sócrates, ha reunido en Sevilla a los 16 profesores de asociaciones portuguesas, francesas, italianas y españolas que participan en este proyecto europeo.

Dirigido a las asociaciones de aprendizaje y a los centros de educación europeos, el proyecto Grundtvig 2 pretende descubrir nuevos métodos en la educación de los mayores. Tras ver la convocatoria en 2001, la Asociación de Profesores de Historia de Portugal (APH) y la asociación de profesores Ben Baso de Sevilla investigaron en los diferentes campos de actuación del aprendizaje para mayores y decidieron que lo mejor para sus alumnos, de formación inicial de base, era trabajar sobre lo que denominaron Historias de vida y tradiciones culturales. En el curso 2002-2003, los estudiantes comenzaron sus diarios.

"Los mayores empezaron a escribir la historia de su vida y nos dimos cuenta que gracias a eso no sólo mejoraban a la hora de escribir, también recuperaban su memoria y servía como terapia, aumentaba su autoestima", cuenta una de las coordinadoras del proyecto, miembro de la organización Ben Baso y profesora en el centro para adultos de Triana, Ana Ávila.

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En Sevilla, único lugar en España donde se realiza, 75 alumnos escriben sus memorias en los centros de personas adultas de Triana, Tomares y Pilas. La mayoría son mujeres, tienen entre 60 y 70 años y han pasado por momentos muy difíciles sobre los que les cuesta escribir.

"Son mujeres que han pasado por la guerra, que han trabajado en sus casas, que no tenían medios económicos para estudiar y que ahora vuelven a las aulas con grandes lagunas en su educación", cuenta Ana Ávila. La decena de mujeres del centro de Triana están encantadas de dejar la televisión y de acudir a este centro. Intercalan entre los escritos de sus memorias, fotografías de su infancia en Sevilla.

Documentos históricos que los organizadores del proyecto no quieren perder y que se convertirán en libro cuando terminen, en julio.

Esta experiencia nace del proyecto europeo que lleva el nombre del escritor, historiador y teólogo danés Nicholas Frederik Severin Grundtvig (1783-1872). Considerado padre de la educación de adultos en Europa, plasmó en sus obras pedagógicas la voz de la educación danesa de los más desfavorecidos y en 1830 lanzó por primera vez la idea de la necesidad de una escuela popular de adultos.

Cuadernos de vida

Carmen Gallardo, sevillana de 74 años, llegó al Centro de Adultos de Triana hace seis. Ríe con socarronería cuando cuenta que está escribiendo sus memorias. "Antes no había estado en el colegio y aunque sabía leer y escribir ahora estoy recuperando el tiempo", afirma.

"Todos los días escribimos un poco, nos vamos acordando, vas por el casamiento y te das cuenta que se te ha olvidado algo anterior. Hay momentos que lo paso mal cuando escribo, pero después subo para arriba", relata esta mujer que se emociona al saber que los demás van a leer sus escritos. Unos textos que gracias a su esmero son ya un documento histórico que retrata a la sociedad española tras la Guerra Civil. Otra de sus compañeras del Centro de Triana, Rafaela Lozano, de 55 años, señala: "No todo el mundo tiene el valor para venir a un colegio de adultos". Lleva más de un año escribiendo su cuaderno de vida y explica que su marido está "muy contento" y orgulloso de lo que escribe. Su compañera de pupitre, Julia Lavela, de 50 años, confiesa que ha retomado el gusto por el estudio. "A mí de pequeña no me gustaba y a los 12 años me sacaron del colegio". Sus memorias cuentan, entre otras cosas, su paso como empleada en la desaparecida Galerías Preciados. Aunque no todo el mundo que acude al centro es español. Según los datos de la Consejería ha habido un aumento de los inmigrantes en estos centros. En los tres últimos cursos, la formación de base para inmigrantes ha pasado de 2.880 alumnos a 7.267. Uno de ellos es la joven Kaltam Faiz, de 25 años. Faiz llegó a España de Casablanca hace un año y también escribe, con más dificultades, su historia en español.

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