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El laboratorio de El Bulli

Ferran Adrià ha convertido la ciencia en placer. El cocinero catalán, considerado el mejor del mundo, experimenta con sabores y mezclas en un amplio laboratorio de I + D en Barcelona.

El equipo y los aparatos tecnológicos del taller de El Bulli se ponen en marcha de lunes a viernes para investigar con técnicas y conceptos que se terminan en forma de platos en el restaurante El Bulli de Roses (Girona). De la probeta al paladar.

En casa Adrià, la tecnología ha tomado la cocina. Un día cualquiera se investiga en más de una nueva creación: una piedra caliente con especias encima, una sal maldon ácida o un bizcocho al microondas. En un cuaderno se recogen las ideas de los miembros del taller. "Lo más importante es tener un archivo de ideas. Los conceptos nos tienen que sorprender a nosotros, y los probamos todos. Al final del día se apuntan las pruebas buenas, y al final de la semana se resumen las pruebas superadas", explica Oriol Castro, jefe de cocina de El Bulli. Luego Adrià clasifica las pruebas, en papel y lápiz, por familias en un gran tablero. De ahí surgirá un menú de temporada. "Ferran siempre explica que aquí es cómo si tuvieramos muchas prendas de ropa, y ahora sea la época de escoger las más importantes para vestirnos y hacer el menú", dice Castro.

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