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LA POSGUERRA DE IRAK | La posición de Bush

Bush promete destruir los reductos del régimen tras la muerte de Uday y Qusay

La CIA pidió por escrito a la Casa Blanca que Bush no utilizase las acusaciones sobre el uranio

La resistencia a la ocupación es escasa, el apoyo del pueblo iraquí es cada vez mayor, los reductos del antiguo régimen son mínimos, y la muerte de los hijos de Sadam demuestra que su "gobierno del terror" no volverá. Bush interpretó ayer de esta manera triunfalista la operación militar de Mosul que concluyó con la muerte de Uday y Qusay. Aunque la Casa Blanca trataba de aprovechar al máximo ese acontecimiento, la polémica sobre las acusaciones falsas volvió a crecer con una nueva revelación: la CIA pidió a la Casa Blanca por escrito que Bush no siguiera usando los datos dudosos.

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Los servicios de protocolo de la Casa Blanca montaron el atril del presidente de EE UU en el Rose Garden, un lugar que, en nivel de solemnidad, está sólo un escalón por debajo del Despacho Oval. El presidente escogió a tres personas para acompañarle en un discurso montado claramente como primera ceremonia de explotación política de los acontecimientos del martes. Estaban junto a él, con gesto circunspecto pero satisfecho, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld; la autoridad civil de EE UU en Irak, Paul Bremer, y el presidente de la Junta de Estado Mayor, Richard Myers.

Según Bush, la muerte de los hijos de Sadam representa "el final de dos de los mayores secuaces del régimen". "Los hijos de Sadam Husein eran responsables de torturas, suplicios y asesinatos de innumerables iraquíes. Ahora, más que nunca, los ciudadanos de Irak pueden estar seguros de que el antiguo régimen ha desaparecido y no va a volver", dijo el presidente.

Las emboscadas que sufren a diario los soldados estadounidenses están montadas, según Bush, por un "pequeño grupo" de personas leales a Sadam que tratan de impedir "el avance de la libertad". "Esos asesinos son enemigos del pueblo iraquí. Operan principalmente en unas pocas zonas del país. Estén donde estén, vamos a por ellos. Y serán vencidos. Nuestras fuerzas militares están a la ofensiva. Trabajan con el pueblo iraquí recién liberado para destruir los reductos del antiguo régimen y sus aliados terroristas", dijo Bush.

La Casa Blanca hizo también acuse de recibo de la petición formulada el día antes por el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, que pidió un calendario claro y apresurado para la recuperación de la soberanía: "El embajador Bremer me ha informado sobre la estrategia para acelerar el progreso hacia ese objetivo", dijo Bush, que habló de "plazos ambiciosos" sin ofrecer fechas concretas.

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Al mismo tiempo, Bush sugirió que no tiene intención de pedir una nueva resolución de la ONU para movilizar a la comunidad internacional en el envío de tropas de paz. Sólo habló de "hacer cumplir la resolución 1.483, que tiene como objetivo un Irak libre y seguro". Varios miembros del Gobierno de EE UU se resisten a pedir ayuda expresa a la ONU, a pesar de que países como Francia o Rusia quieren un nuevo mandato antes de comprometerse al envío de soldados, lo que Bush contempla como un "castigo diplomático" que no está dispuesto a recibir.

El entusiasmo no disimulado de la Casa Blanca ofrecía un contraste inesperado con la sensación que cundía el lunes, cuando Bush llegó a pedir ayuda a varios republicanos del Capitolio para tratar de apagar el incendio político que ha provocado la polémica sobre las acusaciones falsas contra Irak.

La jornada no fue enteramente satisfactoria para el presidente porque una nueva revelación le empañó las celebraciones. Igual que en la CIA el director, George Tenet, asumió la culpabilidad del desastre, alguien en la Casa Blanca ha tenido que pedir perdón para que la depuración de responsabilidades no siga subiendo en el escalafón presidencial. Le ha tocado a Stephen Hadley, la mano derecha de Condoleezza Rice en el Consejo de Seguridad Nacional, que reconoció haber recibido dos informes secretos de la CIA y una llamada de Tenet para pedir que se eliminara de los discursos de Bush la referencia a las intenciones nucleares de Irak. Hadley sólo lo ha hecho público cuando la CIA ha filtrado la existencia de los documentos escritos; ha ofrecido su puesto, pero Bush no ha aceptado su dimisión. Hadley reconoce que eliminó las acusaciones en los discursos de Bush, pero que se le "deslizó" en el discurso sobre el estado de la Unión pronunciado en enero.

Bush y Paul Bremer, autoridad estadounidense en Irak, ayer, en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
Bush y Paul Bremer, autoridad estadounidense en Irak, ayer, en el Despacho Oval de la Casa Blanca.ASSOCIATED PRESS

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