Pulso por el futuro
Estados Unidos busca tropas extranjeras para pacificar y estabilizar Irak. No las encontrará en número suficiente sin una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que las avale. India, Alemania o Francia lo han dejado muy claro, mientras ayer surgió claramente a la luz que hay un pulso sobre el futuro de Irak. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, pidió en el Consejo que se inicie un proceso constituyente "tan pronto como sea posible", dirigido por los propios iraquíes con un Gobierno "representativo" que goce de "reconocimiento internacional", lo que no es el caso con el actual Consejo nombrado por el administrador Paul Bremer. En esta sesión, bajo la presidencia mensual de España, Annan pidió también que "termine pronto la ocupación militar", y consideró "vital" que los iraquíes dispongan de un calendario para recuperar su plena soberanía.
Las guerras de guerrillas -pues son varias, al menos una suní y otra chií- siguen cobrándose vidas entre los ocupantes: 39 soldados estadounidenses desde el fin oficial de las operaciones el pasado 1º de mayo. La noticia sobre la muerte en Mosul, en un enfrentamiento con soldados norteamericanos, de Qday y Usay, los dos hijos de Sadam Husein, tiene una importancia mucho más que simbólica, pues es muy posible que dirigieran, o al menos financiaran, parte de esta resistencia. Pero no bastará. Como potencia ocupante y administradora, EE UU no controla del todo la situación y se enfrenta a un horizonte lleno de incertidumbres sobre el enorme dispendio que le está ocasionando la ocupación.
El informe de Annan apunta un grave deterioro de las condiciones de vida desde el fin de la guerra, especialmente en materia sanitaria o de seguridad personal, pese a la mejora en el suministro de agua y de fluido eléctrico. Pero este desorden alimenta las resistencias de diverso orden a los ocupantes y fomenta el papel de las organizaciones chiíes que intentan suplir el hundimiento de los servicios públicos.
Lo que ahora está en la mesa del Consejo de Seguridad es que, cuanto antes, Irak deje de estar bajo mando norteamericano, para dar mayor papel a la ONU y a los propios iraquíes. Si en los últimos trechos del camino hacia la guerra Bush encontró que la ONU se había convertido en un obstáculo para sus planes, ahora puede descubrir que la necesita perentoriamente para ganar la paz, deshaciendo así el camino de crítica y desprecio que emprendió antes y durante la guerra.
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