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Reportaje:

Gullón, la última galletera de Aguilar de Campóo

La firma palentina ha invertido 30 millones de euros para arraigar su futuro en la zona

A finales del siglo XIX, un grupo de pequeños empresarios de la villa palentina de Aguilar de Campoo introdujo en España la fabricación de galletas con la constitución de una serie de industrias con la transformación de los hornos artesanales de pan. Durante varias décadas, Aguilar de Campoo fue la principal referencia en la producción de galletas marías y tostadas en España. Hoy, de aquel número de firmas galleteras que funcionaron en la localidad, sólo queda Gullón, una empresa de carácter familiar constituida en 1892 y que llegó a ser en su día la suministradora oficial de la casa real en tiempos de Alfonso XIII.

Aguilar de Campoo sigue oliendo a galletas. Pero en los últimos años, por razones de relevo generacional o la imposibilidad de afrontar inversiones para acometer el futuro, desaparecieron empresas como Fontibre, Tefe, Rubil o Cargull, y finalmente Fontaneda, que se ha integrado en el grupo Siro tras la venta de las instalaciones por parte de United Biscuits

Es el tercer grupo galletero, con una producción de 50.000 toneladas, tiene el 8% de la cuota de mercado y exporta a 50 países

Frente a la vieja asociación entre galleta y sector envejecido, Gullón, según señala su director general, Juan Miguel Martínez, ha mantenido en todo momento un espíritu innovador para asegurar su futuro en un mercado cada día más competitivo. Entre otras actuaciones, Gullón fue la primera empresa en comercializar una galleta integral o elaborada con aceite de oliva. En los años cincuenta se inició un importante proceso de innovación en productos, política que se potenció en la década de los ochenta frente al poder de los grandes grupos multinacionales. Esta línea de innovación se mantiene en la actualidad al destinar aproximadamente el 3% de la facturación a I+D.

Gullón, a pesar de ser una empresa familiar donde además desarrollan su trabajo parte de los propietarios, durante la última década ha puesto la gestión de la misma en manos de profesionales. La inversión permanente ha sido, según sus responsables, una constante en la política del grupo. Como filosofía de empresa, todos los beneficios que genera la sociedad se reinvierten en la misma. En Gullón no ha existido nunca reparto de beneficios y, según sus directivos, se trata de un proyecto permanente. En la última década, las inversiones realizadas en la empresa se estiman en unos 60 millones de euros, de los que 30 millones de euros corresponden a la última acción con la construcción de una nueva planta recientemente inaugurada.

Fieles a la tierra

El crecimiento industrial del grupo se ha concentrado este año, y así lo será también en el futuro, en la propia zona de Aguilar de Campoo. "Somos de aquí, estamos totalmente integrados con el paisaje y sus habitantes, y nuestro compromiso es seguir creciendo en estas tierras", señala el director general, Juan Miguel Martínez. La gente lo sabe, y no podemos defraudar a nadie". Según los responsables del grupo, Gullón ha tenido diferentes oportunidades para aumentar su potencial industrial fuera de la zona. Pero todas ellas se han dejado a un lado, fieles a su compromiso de seguir creando empleo y riqueza en la zona.

Fontaneda es una de las espinas que tienen clavadas los responsables de Gullón. Con motivo de los conflictos de hace un año con la venta de la empresa por parte de United Biscuits, Gullón se había posicionado a la cabeza para hacerse con la factoría. Sin embargo, cuando las negociaciones estaban prácticamente cerradas, las conversaciones se rompieron, en opinión de los responsables de Gullón, al entrar en juego otros intereses. "Por el bien del pueblo, aunque fuera para otro grupo, nosotros apoyamos al final que se mantuviera la actividad en la factoría".

Gullón tuvo en el último año una facturación de 90 millones de euros y un volumen de ventas de 50.000 toneladas, con un crecimiento anual superior al 10%. El grupo tiene una cuota de mercado con su marca del 8%. Ocupa el tercer lugar entre las empresas galleteras españolas y exporta el 15% de su producción a más de cincuenta países.

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