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Reportaje:

Por los chavales, al plató

Profesores de Torremolinos convierten la escuela de padres de su instituto en un programa de la televisión municipal

Desde hace un tiempo proliferan en los centros escolares las llamadas escuelas de padres, un espacio formativo y de convivencia entre los distintos estamentos de la comunidad educativa. Cuando el instituto Los Manantiales de Torremolinos inició la suya en el año 2000, era una más. La asistencia era escasa y el inquieto equipo docente del centro no se resignaba. Fue así como los profesores se metieron en el berenjenal de abrir las charlas a otros institutos. Pero también les parecía poco. Algunos sugirieron que si usaban la televisión municipal el mensaje llegaría a más padres, a más alumnos y a más docentes.

Aquella aventura es hoy toda una realidad. Con el apoyo de una presentadora de Torremolinos TV, han elaborado 12 programas de media hora sobre temas tan dispares como drogas, sexualidad, ocio, salud o convivencia. Por la formación de los chavales, padres y profesores se han enfrentado a los nervios de colocarse en un plató. Pero la recompensa salta a la vista: la relación entre ellos es excelente. Además, han conseguido que para el próximo curso, la televisión local les dé una hora. Escuela de Padres es un espacio del programa Torremolinos, puertas abiertas. El martes pasado se emitió el último de este curso.

Ahora tocan vacaciones. Pero las madres ya están pensando que algún día deberían meterse en un tema algo más polémico como las carencias de los centros. "Las apas también luchamos por instalaciones dignas para nuestros hijos", explica María del Carmen Hinojosa. La producción y el guión corre por cuenta de padres y profesores. Éstos buscan siempre a un experto que hable sobre el tema del día e invitan a participar a otros centros educativos del municipio. Los alumnos, a modo de público, intervienen luego con preguntas o aportaciones.

"Pero falla el maquillaje, salimos con muchas arrugas", bromea una madre. Estefanía Montiel, una alumna, confiesa que la experiencia ha servido para mejorar el diálogo con los profesores y también con los padres. Incluso se han revelado algunas vocaciones periodísticas, como las de Naya Labboua que dice que quiere ser presentadora. Naya es marroquí y representa apenas una de las 31 nacionalidades que hay en el centro.

Escuela de padres se enmarca dentro de un proyecto de innovación centrado en la educación para la convivencia y la solidaridad. Con tantos países representados en las aulas, materia prima no les falta. Ambos valores impregnan toda la formación y abonan un denso listado de actividades que incluyen jornadas interculturales, gabinetes sobre sexualidad y alimentación, un aula de convivencia y el programa de televisión, por el que empiezan a ser caras conocidas en todo el municipio.

Rosa Hernández, la vicedirectora, resume la razón de tanto dinamismo: "Es que educar no es transmitir conocimiento. Eso ya lo hace un ordenador. Educar es mucho más. Es transmitir valores y promover esta cohesión que hemos conseguido". Y por si surgen roces, han creado un aula de convivencia, un espacio en el que los alumnos reflexionan junto a un tutor para superar diferencias con otros compañeros o con los profesores. En el instituto hay 1.124 estudiantes y 83 docentes. Los profesores dicen que todo su empeño es trabajar a gusto, que el centro mejore y prestigiar la enseñanza pública.

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Formación a borbotones

Los profesores del instituto Los Manantiales parecen niños cuando hablan de sus proyectos. Habría que decirles, como seguramente ellos harán con sus alumnos, que levanten la mano. Pero no pueden, su entusiasmo les hace contar iniciativas a borbotones.

Por ejemplo: han creado un concurso sui generis para incentivar la lectura. Consiste en darles un enigma que tienen que resolver leyendo libros y siguiendo las pistas que les proporcionan algunos profesores. La bibliotecaria, Amparo Carulla, es esencial para que los chavales lleguen a la meta. El premio son 180 euros y un lote de libros, como no podía ser de otra manera.

Periódicamente, celebran jornadas interculturales aprovechando la riqueza de nacionalidades que tiene el centro. "Es el contrapunto a tanto miedo a la inmigración. Es ver este fenómeno en positivo. Y ahí, la escuela pública tiene la ventaja que es la que concentra a más inmigrantes", explica Maite Villalobos. Algunas profesoras recuerdan que en las últimas jornadas, las alumnas marroquíes hicieron dibujos con henna en las manos a sus compañeras, que los argentinos invitaron con mate a todo los que quisieran y que los chavales acabaron echando una mano en los stands a aquellas nacionalidades que sólo tienen un representante.

Para sacar partido a la diversidad se les ha ocurrido incluso crear los alumnos/cónsules. Esta idea consiste en nombrar representante de una nacionalidad a un estudiante. Cada vez que se incorpora al centro un alumno de ese país, el cónsul hace de nexo con los demás y les presenta a los de su mismo origen. De esta forma, se amortiguan los temores de los recién llegados.

Además, el instituto organiza torneos de ajedrez, campañas informativas sobre sida, actividades específicas sobre convivencia y solidaridad y hasta ha impulsado el rodaje de un corto de ficción, en base al guión elaborado por un alumno, que piensa presentar a todos los concurso que pueda.

Padres, alumnos y profesores se muestran encantados con los vínculos creados por esta manera de enseñar. Una profesora se encarga de resaltar que este intenso calendario de actividades no existe en la enseñanza privada. El proyecto de innovación en el que participan supone un reconocimiento en horas para los docentes y para el centro. Pero ellos aseguran que lo que realmente les importa es educar.

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