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Entrevista:GEMMA CALVET | Directora de Drogodependencias del Gobierno vasco

El Gobierno acuerda promover la apertura de una 'narcosala'

La directora de Drogodependencias del Gobierno vasco, Gemma Calvet (Barcelona, 1966), sostiene que las instituciones deben ofrecer una vida digna y prevenir riesgos a aquellos drogadictos, especialmente heroinómanos, que por su larga dependencia o por su situación de marginalidad son difícilmente recuperables con programas de deshabituación. Esta abogada especializada en derecho penitenciario y derechos humanos entró en el Ejecutivo de la mano de IU y ha sido la principal impulsora de la narcosala que el Gobierno vasco ha decidido crear en Bilbao y que que gestionará Médicos del Mundo.Pregunta. Cuando la comisión de Drogodependencias y el Departamento de Sanidad recomendó que se creara una narcosala, ¿en quiénes pensaba?

"Era irresponsable hacer un ensayo vasco de heroína mientras hay uno en Andalucía"
"La sala de consumo no es ninguna solución milagrosa ni la gran panacea"

Respuesta. En esas personas que empezaron a consumir heroína en los 80, han sobrevivido al sida, tienen entre 25 y 40 años, viven una situación de exclusión social por una larga toxicomanía y consumen en la calle. Un 35% de ellos nunca ha entrado en un tratamiento estable; y de los tratados como metadona, un 30% lo ha abandonado. En total pueden oscilar entre las 400 y las 600 personas.

P. ¿Cómo será la narcosala?

R. Bastante parecida a la sala de Ginebra (Suiza). Tiene un espacio de acogida, donde se conoce su historia, siempre salvaguardando la confidencialidad, se realizan curas básicas y se les puede derivar a toda la red de servicios sociales.

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P. ¿Y la sala de inyección?

R. Tiene seis mesas para inyectarse con el material profiláctico necesario [no se facilita la droga]. Siempre habrá un educador o enfermero.

R. Al margen de la garantizar la higiene, ¿cumple alguna otra función?

R. Lo clave es que se sanitariza la inyección. El toxicómano abandona el rito clandestino, marginal, en torno al pico. Le damos un servicio público para afrontar un problema en un marco digno, no debajo de un puente. También se evitan las sobredosis y que compartan jeringuillas, previniendo así el contagio del sida y de la hepatitis C, que es una alarma sanitaria aunque no se hable mucho de ella.

P. Ustedes insisten en que también beneficia a la comunidad. ¿En qué sentido?

R. Hay mayor salubridad, porque no hay consumo ni jeringuillas en la calle. Contra lo que algunos pudieran temer, que se convierta en un lugar de tráfico, ocurre todo lo contrario. Se trabaja mucho con los usuarios, con educadores fuera, y también con presencia policial. Normalmente, los usuarios son los primeros interesados de que allí no se produzcan problemas. En Suiza, y combinado con los programas de heroína, se ha producido un descenso de los delitos y una mayor integración de los toxicómanos en la sociedad. Pero la sala de consumo no es ninguna respuesta milagrosa. Hay que entender que pretende ni más ni menos que dar una respuesta adecuada a una necesidad, pero no es la panacea. La reducción de riesgos es asimilar que hay ciudadanos que deciden consumir [droga]. Hay que integrarlos, no excluirlos o ignorar esa realidad.

P. ¿Qué normas habrá?

R. Está prohibido comerciar con droga o cualquier otra cosa, como CD, por ejemplo, y las conductas que alteren el buen orden del centro.

P. ¿Qué medidas tomarán para evitar incidentes como los ocurridos cuando el centro Hontza abrió en su ubicación inicial?

R. Como en el el traslado de Hontza [a San Antón], habrá una comisión en la que estén entidades sociales del barrio, vecinos, Gobierno vasco, ayuntamiento, policía, asociación de comerciantes, agentes de salud, etc. y en la que se informa al máximo sobre todo y se responden las inquietudes que puedan surgir. Ya se ha informado a entidades sociales y a algunos vecinos sobre la narcosala.

P. ¿Cuándo abrirá?

R. No tenemos prisa, aunque será, seguro, este año. Hay que concluir las obras, preparar al equipo y planificar la apertura.

P. Estará en el centro de la ciudad, a diferencia de la única que hay ahora en España, que está en el poblado marginal de Las Barranquillas de Madrid.

R. Nuestro modelo es muy distinto al de Madrid. Estará en la ciudad, cerca de los lugares de consumo y coordinado con toda la red de servicios. Dependiendo de la necesidad del toxicómano -alojamiento, inserción, tratamiento con metadona-, si se cree que lo necesita, se le derivará a ellos. Es una intervención integral. En cambio, Las Barranquillas está en un gueto y no se hace trabajo de derivación.

P. La comisión mixta propone no hacer un ensayo vasco de suministro controlado de heroína y esperar a los resultados del Andalucía. ¿Está decepcionada?

R. Lo importante es que ha dicho que ya se ha reunido evidencia en otros países de su viabilidad y efectividad. Estoy convencida de que a corto plazo se deberá abordar que para determinado grupo de usuarios la metadona no funciona y que hay que darles heroína como tratamiento. Las 1.600 personas que en Suiza reciben heroína pagada por la Seguridad Social tienen calidad de vida, la gran mayoría trabaja. Está siendo, en palabras de Miguel Marcet, responsable del programa suizo, más eficaz que la metadona. Llegará el momento en que los médicos se den cuenta de que hay que abordarlo. Es una decisión que compete sobre todo a Sanidad, porque es tratamiento. Si el programa de Andalucía va al ritmo previsto, a final de este año tendríamos las conclusiones y en 2004 podríamos pensar en implementarlo aquí. Pero si el de Andalucía se ralentiza, Sanidad tendrá que estudiar si es necesario o no promoverlo para este grupo de usuarios.

P. Es decir, por ahora no habrá ensayo vasco.

R. Hay que pensar que un ensayo clínico es carísimo. Era bastante irresponsable promover un nuevo ensayo en Euskadi cuando se está a punto de conseguir resultados en Andalucía. Nosotros pensamos que había que posicionarse y lo hemos hecho; por tanto, no es un fracaso.

P. El documento está muy medido. ¿Ha sido muy difícil llegar a un consenso?

R. Tanto desde Drogodependencias como desde Sanidad ha habido un gran esfuerzo, sobre todo desde el punto de vista técnico, más que político. Ha habido momentos, al redactar las recomendaciones, en que ha hecho falta esta labor de profundización técnica. Lo que no se ha discutido en ningún momento en la comisión es que Sanidad y Drogodependencias tuviéramos objetivos comunes.

P. ¿Ha habido diferencias en el seno del Gobierno tripartito?

R. La ventaja de un Gobierno mixto es que obliga a dinamizar políticas que integren las distintas posturas. La política de drogas no es cuestión de ideologías sino de eficacia.

P. ¿Qué propone?

R. El problema de las drogas ilegales es que sus usuarios se ve abocados a vivir en la sombra, a diferencia, por ejemplo, de los alcohólicos. Hay que promover una política coherente que facilite que los Estados puedan controlar la calidad de las drogas y los circuitos económicos del narcotráfico.

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