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Entrevista:Vicentico | MÚSICA

"Admiro a los músicos de oficio, que no aspiran a ser llamados artistas"

Diego A. Manrique

Los Fabulosos Cadillacs fueron la gran, gran banda del rock latino de finales del siglo XX. Y urge reiterarlo, ya que aquí no tuvieron el impacto merecido, por desidia de Sony y, no menos crucial, por (falta de) voluntad del propio grupo. Se justifica su cantante, Vicentico: "Cuando nos llamaban desde España, ya éramos 30 personas, sumando técnicos y familias. Uno ponía pegas, 'mi mujer está pariendo', y los demás, 'perfecto, no vamos'. Teníamos plata y conquistar otro país no era motivación suficiente.

Vicentico ha caído ahora por Madrid, en compañía de su mujer e hijo, para promocionar Vicentico (RCA), su caleidoscópico debut como solista. Que contiene una seductora lectura del bolero Algo contigo junto con retratos de la descomposición social argentina como Se despierta la ciudad: "Es real, se ha creado una psicosis donde se tiene pavor a los niños que piden limosna". Y Todo está inundado, que considera "aplicable al mundo entero". También hay duras recriminaciones a determinadas mujeres, algo habitual en su cancionero: "Supongo que tengo sentimientos no resueltos con mi madre. En Culpable me quito la ropa de 'soy un tipo liberal' para conectar con la visceralidad del hombre rechazado".

Dice que, ya como solista, no siente el miedo del portero ante el penalti. "Yo disfruto enormemente: viajo, toco, vivo aventuras como grabar con los flamencos, Niño Josele y Chonchi Heredia. Todo me lo tomo con más calma. Los Cadillacs buscaban la reacción del público, gustaban de arengar a las masas. Yo era su cantante, aunque mis canciones no iban a lo testimonial, lo político. Ojo, yo me comprometo en mi vida diaria, vengo de militar en la izquierda, pero en la banda era McCartney frente a Flavio Cianciarulo, que iba de Lennon".

En España, corre la idea de que los Cadillacs eran una banda de clase media-alta que se radicalizó con los sucesivos desastres nacionales. Vicentico matiza: "Yo era hijo de artistas y había compañeros que sí venían de barrios ricos. A mediados de los ochenta, nos consideraban raros ¡y extranjerizantes! Nos atacaban y respondíamos con provocaciones. A partir de El ritmo mundial (1988) nos distanciamos del ska y el reggae, fascinados por cosas muy auténticas, las músicas del pueblo, incluyendo los tambores de las canchas de fútbol y las manifestaciones. Yo admiraba a los músicos de oficio, esos que tocan en las cantinas, en los hoteles. Aunque estén mal vistos: no aspiran a ser llamados artistas: no sufren por su arte pero pueden llegar al corazón. Como modelo lo prefiero al del rockero que siempre tiene en la recámara una solución simplona para cualquier problema social". Los Cadillacs llegaron a las calles con piezas como Mal bicho (1995), interpretada como una descripción de Carlos Menem: "No, habla de los políticos en general. Nunca conocimos a Menem. Y hubo oportunidad: tras un concierto en Miami, a las 3 de la madrugada llegó su secretario para invitarnos a su mansión. Nos pareció mal síntoma que un político fuera más trasnochador que los rockeros".

Tras Fabulosos, en Argentina

brotó una oleada de bandas con metales y sonido tropical: Los Pericos, Los Auténticos Decadentes y, ay, La Mosca: "Es terrible pensar que nuestro concepto fue degenerando, hasta que los hermanos tontos se empeñaron en imitarnos". Lo que distinguía a Cadillacs era su ebullición musical e ideológica: "Había personalidades muy fuertes que imponían cambios de dirección. De repente, Flavio se empapaba de Thelonius Monk y ¡nos ponía a tocar jazz! Hicimos unos shows en Buenos Aires que se llamaron Calavera Experimental Concerto, para que el público supiera que íbamos a ponerle a prueba". Muchos descubrimos la grandeza de Cadillacs con Vasos vacíos (1988), un dúo con Celia Cruz: "¡Qué experiencia! Estábamos boquiabiertos: nos encontramos con una señora de energía imparable a sus setenta años, mientras su marido, Pedro Knight, que era diabético, se inyectaba insulina. Vino Calamaro a tocar la lap steel y terminó como productor. ¿La letra? El tema eterno del amor perdido: alguien escribe a su ex mujer sugiriendo que queda algo entre los dos, llámalo la raíz del cariño".

Los Fabulosos se han tomado un año sabático que se va a prolongar: "Nos despedimos en México, un concierto en el Foro Sol, ante 50.000 personas. Pero no está todo dicho. Cuando sintamos la necesidad, volveremos a grabar y actuar". El problema es que parte del grupo ya no reside en Argentina: "Flavio se hartó, al lado de su casa se mataban a tiros y no aguantó, se ha instalado en Monterrey. ¿Yo? Me gusta el despelote, mirar al abismo desde el borde. Hubo un momento hermoso, cuando el pueblo se rebeló con las caceroladas, pero parece que los peores políticos han vuelto a tomar las riendas".

Vicentico. Madrid, 22 de abril (Caracol). Barcelona, 23 (Razzmatazz).

El cantante argentino Vicentico.
El cantante argentino Vicentico.

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