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Los varones tienden a nacer en los meses más benignos

La naturaleza compensa en la concepción la mayor fragilidad de los niños al nacer

Una nueva investigación realizada en Italia revela que la naturaleza intenta compensar el hecho de que los fetos y recién nacidos de sexo masculino son más frágiles que los del femenino favoreciendo la concepción de un número significativamente mayor de varones en la época del año en la que las condiciones de embarazo y nacimiento serán más favorables.

Las pruebas de que los niños son más frágiles que las niñas y de que en condiciones que no llegan a ser óptimas se conciben menos niños no es nueva. Lo nuevo de la investigación publicada en el último número de Human Reproduction es en qué medida la naturaleza intenta equilibrar las menores oportunidades de los varones.

Esta investigación, que ha estudiado la proporción de los dos sexos en el momento de la concepción, el equipo de Angelo Cagnacci, del departamento de ginecología del Policlínico de Módena, concluye que en el mejor mes para la concepción de varones (octubre) se conciben 535 varones por 465 hembras, mientras que en el peor mes (abril) sólo 487 varones frente a 513 hembras (la media estadística refleja que por cada 1.000 concepciones nacen 511 niños varones y 489 niñas).

El mejor mes para la concepción de varones es octubre, y el peor, abril

Cagnacci explica que ya antes se había indicado que existían variaciones estacionales y que la tasa de concepción más elevada debería indicar condiciones más favorables para el embarazo y para la supervivencia de niños y niñas. Esta variación estacional es distinta en las diferentes latitudes, porque va vinculada a la duración de las horas diurnas y a la temperatura ambiental. Las condiciones óptimas son 12 horas de luz diurna y una temperatura media de 12 grados, así que el mayor número de concepciones se produce en meses opuestos en regiones equidistantes del Ecuador pero situadas en diferentes hemisferios.

"En este estudio de más de 14.000 nacimientos realizado en nuestro instituto a lo largo de seis años, las tasas de concepción más bajas se dieron entre marzo y mayo, y las más altas de septiembre a noviembre. Lo fascinante es el grado de disparidad en la proporción de sexos: en los meses favorables, cuando las tasas de concepción generales son elevadas, el número de niños concebidos es mucho más elevado que el de niñas, y mucho menor en los meses desfavorables, cuando las tasas de concepción generales son bajas", explican los autores.

"Nuestros resultados, que muestran una mayor incidencia de concepción de fetos femeninos en estaciones con fertilidad reducida y, por contraste, un aumento de la incidencia de fetos masculinos en las estaciones con mayor fertilidad, respalda la hipótesis de que hay un mayor desgaste para los varones en todas las situaciones en las que las condiciones reproductivas no llegan a óptimas", afirma Cagnacci.

"De nuestros datos se podría extraer la conclusión de que si uno desea un varón en esta región del mundo, tendría más posibilidades intentando concebirlo entre septiembre y noviembre. Y aunque las cifras totales de concepción entre marzo y mayo son inferiores, éstos son los meses en los que más probabilidad hay de concebir una niña", añade. Cagnacci explica que los humanos no son reproductores estacionales, ya que conciben en cualquier época, y que hay factores externos que influyen en la proporción de sexos, por ejemplo que los padres fumen o que exista contaminación ambiental. Sin embargo, la concepción humana sí sigue un ritmo estacional, y aún no está claro cómo actúa la naturaleza para favorecer a un sexo u otro según las condiciones.

Hay una serie de posibilidades. "Es tentador suponer que la selección de sexo se produce en una fase muy temprana del embarazo, probablemente ya en el momento de la concepción o de la implantación del óvulo fecundado en el útero", afirma. "Las células de los embriones masculinos parecen dividirse con mayor rapidez y tener un ritmo metabólico mayor, así que es posible que se produzcan situaciones hormonales en las que un embrión sobreviva con más facilidad que otro.

El recubrimiento del útero puede favorecer la implantación de uno de los dos tipos de embriones. Es posible que se produzca una mayor tasa de aborto precoz entre los niños (antes siquiera de que una mujer sepa que está embarazada). La concentración de espermatozoides también puede variar dependiendo de la estación, y no podemos excluir la posibilidad de que la composición de los espermatozoides Y o X esté influida por las estaciones. También es posible que el sexo esté influido por la formación de un óvulo más receptivo a los espermatozoides Y que a los X, o por la presencia de espermatozoides Y más o menos fuertes".

"Sea cual sea la explicación, es justo decir que la naturaleza, reconociendo que los fetos y los recién nacidos de sexo masculino son más vulnerables que las hembras, trata la concepción como una carrera de obstáculos e intenta dar a los niños una salida preferente, al favorecer su concepción en condiciones óptimas", concluye el investigador italiano.

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