_
_
_
_
_

Los últimos restos del alcázar de los Austrias se apilan en un solar municipal

El gobierno municipal argumenta que son "desechos urbanos sin valor alguno"

Los restos arquitectónicos de la Casa del Tesoro, un edificio histórico de los siglos XVI y XVII cuyos sillares fueron descubiertos durante las obras de reforma de la plaza de Oriente, en 1996, reposan tirados en el suelo, a la intemperie, entre la maleza y los hierbajos de un almacén municipal situado en la Casa de Campo, junto a la carretera de Castilla. Se trata de sillares almohadillados y jambas talladas que en su día integraron la fachada de esta construcción real, una vivienda anexa al alcázar de los Austrias, que sirvió de alojamiento a servidores, invitados, corte y artistas.

Sin embargo, para los responsables municipales estas piezas abandonadas en los depósitos municipales de la Casa de Campo son simples "desechos urbanos sin valor alguno".

En 1996, el descubrimiento bajo el pavimento de la plaza de Oriente de la fachada y muros de la Casa del Tesoro estuvo rodeado de una gran polémica. Políticos, historiadores y arqueólogos protagonizaron una fortísima batalla en los medios de comunicación y en los tribunales. El caso llegó, incluso, al Congreso de los Diputados y al Senado.

Tras varios informes históricos sobre la importancia y el valor de estos restos y enormes disputas políticas, la Comunidad de Madrid concedió el permiso pertinente para que el Ayuntamiento metiera la piqueta en la plaza de Oriente. Corría agosto de 1996. El Ayuntamiento había proyectado un túnel bajo la calle de Bailén y una dársena para autobuses donde siglos antes se levantara parte de la Casa del Tesoro. Nada más recibir el permiso de la Comunidad, las máquinas excavadoras entraron y arrasaron el edificio. Sólo se salvaron los sillares de granito y las jambas de ventanas y puertas.

"Espacio evocador"

Unas semanas antes de la destrucción del yacimiento, un informe pericial había calificado la construcción hallada como "un espacio espectacular y evocador, casi único de la historia de Madrid, íntimamente ligado a los avatares y reformas de su Real Alcázar". Y también como "un conjunto palaciego único en el mundo". Otro informe, éste del entonces director general de Patrimonio, José Miguel Rueda, aconsejaba que "las partes arquitectónicas originales o reutilizadas que hayan aparecido durante la excavación sean tratadas convenientemente y trasladadas a un lugar adecuado".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

La Casa del Tesoro era una dependencia palaciega en la que vivían los artistas y sirvientes. Diego de Silva y Velázquez residió allí. Hoy en día, una placa municipal adherida a una vivienda de la plaza es el único recuerdo de este hecho.

En su nueva vida, ya lejos de la plaza de Oriente, los restos arquitectónicos salvados de la Casa del Tesoro han pasado a manos del Departamento de Obras e Infraestructuras del Ayuntamiento de Madrid, propietarios también del depósito en el que se encuentran, una antigua escuela de cantería conocida como La Casilla de Campo. Sin embargo, para los responsables de esta área, tal y como declararon ayer a este periódico, en dicho almacén sólo hay bordillos de granito, losas viejas, piezas de recambio o restos de mobiliario urbano. "Allí no hay nada catalogado. Lo que hay no tiene ningún valor", declaró un portavoz de Obras.

En ese depósito hay gran cantidad de desechos urbanos, mezclados y revueltos en muchos casos con piezas arqueológicas pertenecientes a la historia de Madrid. Lo confirma el responsable de Cultura del Grupo Municipal Socialista, Rafael Merino, una de las pocas personas a las que se permite el paso en la Casilla de Campo. "Lo que tienen allí almacenado son restos de la Casa del Tesoro y parte de la muralla árabe. La idea del Ayuntamiento es ignorarlo y tenerlo allí sine die. No tenemos noticia de que se esté trabajando en ello. Lo que sabemos es que los técnicos tienen orden de no moverlos ni tocarlos", declara.

"Ha pasado la polémica y todo el mundo se ha olvidado de que estos restos son piezas importantes de la época más esplendorosa de la Villa. Lo más terrible es que el Ayuntamiento hizo una inversión enorme en un túnel y no en conservar piezas muy importantes de la historia de la ciudad", añade el concejal, que opina que en su día se debería haber previsto en el proyecto un lugar para exhibirlas o una reconstrucción histórica. "En ningún caso dejarlas abandonadas", subraya.

Algunos otros objetos de uso diario hallados en la Casa del Tesoro están en el Museo Arqueológico, en Alcalá de Henares. "Tenemos sólo objetos muebles. Pero en ningún momento nos han encargado que nos hagamos cargo de los restos arquitectónicos", declara su director, Enrique Baquedano.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_