Sharon gana las elecciones y se hunden la izquierda y los pacifistas
Los comicios registran la mayor abstención en la historia de Israel
El primer ministro israelí, Ariel Sharon, ganó ayer unas elecciones marcadas por una notable abstención y en las que el Partido Laborista cosechó la peor derrota de su historia. Los conservadores del Likud, el partido de Sharon, consiguieron, según los sondeos a pie de urna efectuados por las cadenas de televisión, de 32 a 36 escaños, frente a los 19 que obtuvieron hace tres años. Los laboristas de Amram Mitzna, alcalde de Haifa, que tenían 25 parlamentarios, se quedarán entre 17 y 19, seguidos inmediatamente por el partido Shinui (Cambio), el segundo gran vencedor de la jornada. Los laicos de Shinui obtendrán entre 14 y 17 escaños, casi el triple de lo que consiguieron en las últimas elecciones. La caída del laborismo se ve acompañada por Meretz, de centro-izquierda. Además, en el Parlamento israelí, que cuenta con 120 escaños, los ultrarreligiosos de Shas, aliados de Sharon, tendrán entre 9 y 13 escaños, por debajo de los 17 que tenían hasta el momento.
Si estos resultados, que anoche eran aún provisionales, se confirman, el primer ministro tiene margen suficiente para explorar diversas posibilidades a la hora de formar un Gobierno de coalición. Sharon puede recibir el respaldo de los grupos de ultraderecha, de los ultraortodoxos, del tercer partido, el Shinui, o incluso de los laboristas, para repetir la fórmula del Gabinete de unidad nacional que existía antes de las elecciones anticipadas.
La abstención alcanzó un nivel histórico, entre el 30% y el 35%, en un país en el que todas las elecciones excepto una desde la creación del Estado, en 1948, han superado el 80% de participación.
En una de las primeras reacciones de la Autoridad Palestina, el negociador Saeb Erakat dijo que el triunfo de Sharon aumenta el riesgo de nuevos estallidos de violencia.