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Tribuna:DEBATE SOBRE LA SEGUNDA MODERNIZACIÓN
Tribuna
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El 'hombre nokio'

Hasta hace poco constituía motivo de anatema defender que el sistema de ciudades andaluz estaba siendo rebasado por un modelo metropolitano de características difusas en las zonas de mayor influencia económica del litoral y muy centrífugo en las áreas interiores conectadas.

La prevista legislación de las áreas metropolitanas transpira cierta poquedad de miras, pero es un paso hacia la necesaria transformación del espacio protagonista de los cambios y, además, augura que pronto será rebasado también, porque tras la visita institucional a Finlandia, nadie dudará de que la sociedad de flujos permite transformaciones que no necesariamente tienen que acabar con la identidad de los pueblos ni los territorios.

Cada día resulta más evidente que el lugar donde tendrá lugar la segunda modernización de Andalucía, de producirse en el plazo de tiempo que deseamos, serán en las ciudades metropolitanas. Admitiendo, como dice el guión de la película Secuestro infernal, que un buen plan es el que se escribe para no cumplirlo, parece el momento para introducir la comprensión metropolitana en el territorio de lo político, pues en el espacio económico lo metropolitano se desplaza como pez en el agua.

Y es que la confusión entre global y local, público y privado, se ha hecho tan extrema hoy que la planificación económica de Andalucía ha de entender como previsibles motores de modernización a las dos, sin asfixiar a ninguna. Lo que no puede eludir la responsabilidad pública es poner en orden a los gestores, que todavía hoy no entienden en qué consiste rebasar el sistema de ciudades de Andalucía sin estropearlo.

La sociedad de flujos no constituye un experimento científico, ni tiene modelos fácilmente transferibles. Disponer de una gran empresa como Nokia no es suficiente, disponer de una gran inversión pública no es bastante, disponer de una alta calidad de sociedad de bienestar tampoco. Lo que falta en Andalucía es una comprensión política del espacio de flujos en los que políticamente no se prime a unos territorios frente a otros, sino que se den las mismas oportunidades de inversión educativa, tecnológica y financiera a territorios que compiten entre ellos y se deje jugar a los agentes empresariales en el terreno que conocen. La segunda modernización de Andalucía pasa porque empresas públicas como RTVA, Egmasa, Epsa, Giasa y tantas otras, adopten fórmulas de modernización empresarial que hoy les son ajenas, porque siguen modelos caducados de gestión, con estructuras propias de cementerios de elefantes o retiros soleados. El Instituto de Fomento de Andalucía es una ballena varada que necesita que se le apliquen mecanismos nuevos para orientarse en su vuelta a océanos más fértiles. El cambio pasa porque la Consejería de Empleo y Desarrollo Tecnológico cambie de paradigmas hacia la innovación de la propia consejería.

Sobre el papel parece fácil dotar de nuevos mecanismos de gestión a las empresas públicas, pero todos sabemos que el PTA no se ha expandido hasta que se hizo empresa anónima. Que estamos sucumbiendo al campo de juego en el que nos han colocado las empresas de distribución agroalimentaria y las grandes zonas comerciales y solo después de ser invadidos estamos regulando a medias un mercado ya instalado. Para qué hablar del peso económico del sector de la construcción en Andalucía -ese peso muerto sin innovación es un lastre en valor añadido- o de la apropiación y gestión del agua.

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Andalucía espera que el conflicto político de las cajas de ahorros dé paso a otra política de inversión, profesionalizada y capaz, que no esté pendiente de los bordes provinciales sino de los flujos económicos y comerciales. Políticas de riesgo, pero políticas de calidad. Políticas de gestión de equipos humanos y gerenciales no tan distintas de las que dieron éxito a la Expo 92, de la que necesitamos recoger un aprendizaje concreto propio y nuestro sobre todo.

Pero para todo esto no hace falta que el andaluz se convierta en el hombre-nokio o la nokia-mujer. Podemos avanzar en la vertebración del territorio de flujos admitiendo el azar, las contradicciones, las sorpresas que todo plan contiene si somos capaces de admitir que nuestro know-how, es decir, el saber cómo hacer las cosas, ha de sufrir una importante transformación en la que se cambien modelos y procedimientos anticuados por modelos nuevos.

No vaya a ser que mirando a Finlandia nos olvidemos de la imaginación, el esfuerzo y la integración de experiencias de formación acelerada y de cambios al desarrollo tecnológico que, en materias sensibles a la sociedad del conocimiento, genera, por ejemplo, Extremadura con pocos medios.

La segunda modernización requiere un liderazgo general de una élite más joven y preparada, que está emergiendo desigualmente en el territorio andaluz. El presidente Chaves lo sabe, pero mucha gente de su entorno es la que tapona la presencia de la aventura de la innovación en muchas áreas de la administración pública andaluza, que debería hacerlo, porque es posible, volver a la ilusión de verse obsesionada por un objetivo de cambio colosal.

Carlos Hernández Pezzi es presidente del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España.

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