Francisco Coloane, escritor

Francisco Coloane era un nombre que desde pequeña escuché en casa. Mi padre, José Santos González Vera, escritor también, era amigo de él. Por ese entonces, los narradores y poetas chilenos se juntaban, hacían tertulias, camarillas y nacían amores y odios literarios de por vida.

De entre las muchas anécdotas que se me vienen ahora a la memoria recuerdo que cuando murió Neruda él fue inmediatamente a la Chascona (una de las casas del poeta), a la que se había trasladado el cuerpo. La casa ya había sido inundada y saqueada por los militares. En esas terribles condiciones, Coloane ayudó a organizar las cosas, atendió a los periodistas y fue uno de los que vistió con su último traje a Pablo.

Cuando lo estaba haciendo notó que se había desabrochado un botón de la camisa del poeta, se lo abrochó y partiendo de este pequeño incidente escribió un artículo (posiblemente uno de los primeros en que se rechaza el golpe militar) de este funeral que se transformó en el primer acto masivo contra la dictadura recién instalada en el poder. Esto me lo contó en los años noventa en una de sus visitas a Madrid, me habló de lo que significó para él hacerle este último homenaje y favor a su compañero y amigo. Ambos ingresaron el mismo año, 1945, al Partido Comunista.

En esa ocasión iba rumbo a Barcelona para estar en la catedral en que hace tantos años Neruda e Isaías Cabezón habían bebido en homenaje a la muerte de Alberto Rojas Jiménez, poeta chileno fallecido muy joven, y que Neruda inmortalizó en la elegía Alberto Rojas Jiménez viene volando. A su vuelta me comentó que 'ellos sabían lo que hacían, sólo se podía beber vino español como verdadero homenaje'.

Hombre de raíces profundas en Chile

[falleció en Santiago la madrugada del lunes, a los 92 años; recibió en 1964 el Premio Nacional de Literatura y en 1997 el Gobierno de Francia le nombró Caballero de la Orden de las Artes y las Letras. Su creación va desde el cuento Perros, caballos y hombres (1935), hasta sus memorias Los pasos del hombre (2000)]

, en el sur austral, este hijo de balleneros que escribió las aventuras de los hombres de esas latitudes tan extremas, resumió en una oportunidad su vida así: 'He vivido más de lo que he podido recordar'.-