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Reportaje:

Un largo paseo por la historia

El yacimiento arqueológico de Santa Margarita, en Martorell, alberga restos humanos de 12 siglos

Armado de un pincel y una gran dosis de paciencia, Roger Sala intenta eliminar la tierra de una calavera humana recién desenterrada. Se trata del cráneo de un niño, y así lo demuestra el tamaño de los huesos de sus brazos y, sobre todo, la dentadura: un diente asoma por encima de una ristra de incisivos, caninos y molares de leche. Sala es uno de los estudiantes que han participado este año en la campaña de excavaciones en el yacimiento arqueológico de Santa Margarita, en el municipio de Martorell, que concluyó ayer tras tres semanas de trabajo, y su tarea consiste en limpiar y catalogar los huesos desenterrados.

Las excavaciones arqueológicas acostumbran a llamar la atención del gran público cuando en ellas se realizan hallazgos extraordinarios, únicos, nunca antes documentados. El yacimiento de Santa Margarita es peculiar por un rasgo diferente: la continuidad. En sus terrenos se acumulan restos que permiten un largo paseo por la historia, desde el siglo V hasta la actualidad, y abarcan sucesivas necrópolis entre el siglo VI y el XVIII (que permiten el estudio de un periodo con escasa documentación escrita), en el perímetro sagrado de una iglesia levantada originariamente en el siglo V y reconstruida y conservada hasta su total abandono, en 1936. Son estratos funerarios de gran densidad, con tumbas a menudo reutilizadas, que están dando mucho trabajo a los equipos que las estudian, pues hasta el momento se han excavado 240 y todavía queda mucho por hacer.

'Esta excavación la acabará otra generación, nosotros no lo veremos'

'Nosotros no llegaremos a ver el final de las excavaciones, las acabará otra generación'. Así de rotunda se expresa Rosario Navarro, codirectora de las excavaciones junto con Alfred Mauri y Montserrat Farreny. El trabajo sistemático de campo, cuyos orígenes se remontan a 21 años atrás, fue impulsado por el Centre d'Estudis Martorellencs y se centra en las campañas estivales. En ellas toman parte estudiantes de arqueología, que completan así de un modo práctico su formación teórica. Una masía anexa a la zona de la iglesia y las necrópolis y restaurada hace tres décadas los alberga mientras dura la campaña.

El esfuerzo colectivo tiene algo de paradójico porque, como explica Navarro, 'excavar es destruir'. Por eso se pone el acento de un modo meticuloso en la exhaustiva documentación de todo lo hallado. También se obtienen grandes cantidades de cerámica y mobiliario litúrgico de la iglesia, cuyo perfil románico es visible desde la lejanía. Santa Margarita formó parte de la antigua Vía Augusta, que comunicaba Roma con Cádiz, y probablemente albergó la mansión Ad-Fines, una suerte de parada de postas para que los viajeros pudieran pasar la noche.

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