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Reportaje:

Democracia, minorías y el rey Lear

Narcís Serra, Artur Mas y Ramon Valls debaten sobre sociedades plurinacionales

Francesc Valls

Federalismo, nacionalismo e internacionalismo, en una sociedad -la europea- sacudida por la llegada masiva de inmigrantes. Esos fueron algunos de los ingredientes que se mezclaron ayer en la presentación de Democracia y pluralismo nacional (Ariel, 2002), un conjunto de textos coordinados por el profesor de Ciencia Política Ferran Requejo. Narcís Serra, diputado del PSC y presidente del CIDOB, hizo un encendido elogio del federalismo como quintaesencia del liberalismo bien entendido. 'Para el federalismo, la soberanía nace del individuo, que, a su vez, cede el poder a quien quiere, y ese es el camino del futuro', aseguró Serra al abonar la figura del ciudadano-individuo como elemento que ya reemplaza al Estado.

Federalismo, minorías... ¿Y todo eso cómo encaja en una Europa que cada vez recibe más inmigrantes? Pues mal, porque 'la defensa de las minorías', a juicio del diputado socialista, 'no nos ha preparado para aceptar los derechos de las nuevas minorías'. Y esa inmigración reviste unos caracteres desconocidos para la civilización europea, opinó Ramon Valls, catedrático de Filosofía y experto en Hegel, quien no dudó en considerar que sólo con las invasiones de los bárbaros se produjeron situaciones similares. Valls se limitó a poner nombre a lo que sucede. Fiel a la tradición de Hobbes, se centró en la necesidad del Estado, y pasó de puntillas sobre las minorías. Habló del Estado como lugar de encuentro, de consenso social -que 'tiene como enemigo por excelencia a la guerra civil'- y, en consecuencia, como elemento de peso en la escena internacional. 'A algún Estado tal vez le ha encogido la camiseta, pero es la única unidad de medida internacional, el único que puede sentarse a una mesa a jugar a póquer con apuesta', agregó.

Sin hacer concesiones al moralismo, Valls afirmó que la ley, sin espada, se pierde en meras palabras y que el futuro se juega más a escala internacional que en casa.

Por el contrario, y como corresponde a un nacionalista, el conseller en cap, Artur Mas, se refirió a la complejidad del reconocimiento de las minorías en las sociedades europeas occidentales. Y entró de lleno en el meollo que plantea el libro coordinado por Requejo: la personalidad cultural, asignatura pendiente de las modernas sociedades, no se reconoce como un derecho. De paso aprovechó para dudar de la eficacia del federalismo, 'al menos como lo conocemos hasta ahora'.

'El federalismo ha sido traicionado por las federaciones', apostilló Ferran Requejo, quien considera que la democracia tiene dos asuntos urgentes: abordar su relación con la globalización y con el pluralismo cultural. 'Queda una hornada para ordenar, para constitucionalizar: son los derechos culturales', subrayó el profesor de Ciencia Política. Y puso escasas esperanzas en que la Unión Europea fuese capaz de superar a corto o medio plazo ese problema de las minorías. 'Antes se adoptará una política común con la inmigración que con los problemas nacionales', destacó. En tono un tanto fatalista y en alusión a la miopía de algunos gobernantes, concluyó su intervención citando al rey Lear: 'La plaga de este tiempo es que los ciegos conducen a los locos'.

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