Antonio Menchaca, liberal e ilustrado
El escritor vasco Antonio Menchaca Careaga falleció el pasado domingo a los 80 años de edad después de una vida de compromiso literario y político. Fue fundador y vicepresidente de la revista Cuadernos para el Diálogo y consejero de EL PAÍS en sus primeros años. Además de una hija, María Menchaca Salamanca, deja una legión de amigos y una serie de ensayos, cuentos y novelas, una de las cuales, Mar de fondo, llegó a ser finalista del Premio Nadal. Las cenizas del esplendor, parte de una trilogía que se completa con La crisálida y Amor siempre asediado, es quizá su obra más conocida. Nadie como él supo reflejar la atmósfera de la gran burguesía industrial bilbaína de finales del siglo XIX y principios del XX.
Nacido en Las Arenas, en el seno de una de las grandes familias neguríticas, Antonio Menchaca se distinguió siempre por su talante liberal y su condición de hombre ilustrado, cualidades que le llevaron a comprometerse en la lucha política contra la dictadura franquista y a padecer la cárcel. Tras graduarse como oficial en la Escuela Naval Militar de Marín -fue represaliado por 'mala conducta política' y no recuperó formalmente su empleo de capitán de corbeta hasta los 67 años-, estudió Humanidades en Oxford y Derecho en Madrid. Participó en la fundación del partido Acción Democrática, grupo homologable a las formaciones europeas de corte liberal-progresista que trató de anudar relaciones con personalidades del exilio republicano.
Descendiente de la saga de aventureros que conquistó América -dedicó su libro La rosa de los vientos a su antepasado Juan Francisco de la Bodega y Cuadra, descubridor de Vancouver-, el escritor fue premiado con la Cruz de Caballero de la Orden de Isabel la Católica por la labor política y cultural que desarrolló en Canadá, Estados Unidos y Latinoamérica. Observador atento de la actualidad política, no ocultó su decepción ni, llegado el caso, ahorró sus críticas, por la debilidad y la pasada trayectoria del centro-derecha vasco no nacionalista.-
