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Columna
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PER

Un príncipe visita Andalucía dos décadas después de que lo hiciera su padre rey. ¿Qué Andalucía está conociendo? ¿Es aquella de los años setenta, cuando todavía teníamos jornaleros agrícolas, mineros en Huelva y obreros en astilleros? ¿Es la misma que logró imponer un cambio de ritmo en el modelo constitucional previsto? Opiniones hay para todos los gustos. Ni creo que estemos en el paraíso que algunos dicen conocer desde sus despachos en Torre Triana ni tampoco la Andalucía de este principio de siglo tiene que ver con aquellas Hurdes que visitara el bisabuelo de Felipe de Borbón y ni siquiera con la que recorriera su propio padre don Juan Carlos. Lo único que la iguala es que comenzó siendo gobernada en 1982 por el partido socialista y es el mismo partido quien la sigue dirigiendo veinte años después. Eso sí que es un hecho de inmutabilidad que no admite matizaciones.

Otro elemento de la realidad sigue apareciendo imperturbable. El PER, el tan famoso invento social provocó, entre otras cosas, el inquebrantable desdén de la mayoría de los andaluces a la derecha política. Dos décadas después, asistimos a un nuevo debate sobre el mismo, hoy llamado Aepsa. Manuel Chaves aprovecha su tribuna en la UGT para hacer de ese modelo de prestación social rural una bandera contra el gobierno popular. Lo que no sé es si en el año 2002 las banderas de rebeldía contra el poder centralista que acosa a nuestra autonomía deben estar coloreadas con la defensa de este artilugio de ingeniería social que entonces consiguió dotar de bienestar, poder adquisitivo y cobertura social a miles de familias andaluzas antes dependientes de las recogidas agrícolas estacionales. Lo que especialmente ha conseguido ese sistema fue la paz social que todo ejecutivo demanda.

El PER dio votos a los gobiernos de Escudero, Borbolla y Chaves e hizo que el partido socialista se hiciera dueño y señor de todo el medio rural andaluz, pero no está tan claro que hoy día sea el mejor agente para prolongar una hegemonía social en la Andalucía de la Segunda Modernización. Concluyendo: o se reforma la Aepsa o seguiremos dando que hablar fuera de Andalucía.

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