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Columna
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¿Tendrá un toro que ganar en esquí?

La Comisión Europea vela por los eurociudadanos españoles y quiere evitarnos 'posibles riesgos' al consumir carne de toro de lidia. Se agradece. Pero muchos aficionados arrastran años ha la sospecha de que no puede ser trigo limpio la carne de un animal que, muy a menudo, se conduce así: sale de toriles feroche y ciclón y, en un plisplás, cojea como al borde de la tetraplejia y dibuja por el albero una patética teoría de tambaleos y patatuses que - a nada que se topa con lo que Joaquín Vidal ha bautizado para los restos como acorazada de picar, o incluso antes, con sólo el leve céfiro de un capote- suelen dar con toda su toridad en tierra.

El aficionado lleva años sintiéndose estafado por tal espectáculo y, sobre todo, impotente por no poder echarse a la cara a quien corresponda. El aficionado ve que, con controles de orina y sangre, se desenmedalla a Juanito Muehlegg, y se pregunta si un toro tendrá que ganar medallas en esquí como condición para que le hagan un control. De momento el aficionado, al saber que el antiinflamatorio fenilbutazona (hallado en las reses de lidia muertas) se elimina entre 30 y 80 horas, tiene que decirse: '¿No hay tiempo y modo de comprobar si el toro está dopado? Porque, de dar positivo, no sólo se evitaría que la carne llegase al consumo, sino al ruedo, y eso que nos ahorrábamos'.

La temporada pasada (con lo de las vacas locas) la carne, huesos y vísceras de los toros lidiados se quemaban: medida tan sanitaria como drástica, que dejó quemado al aficionado, al impedir las llamas el análisis post mortem del animal (incluidos sus cuernos, cuyo filo natural parece en la plaza, una y cien veces, sospechosamente romo y como cincelado en barbería).

El real decreto del Ministerio del Interior que modificó en 1998 el Reglamento de Espectáculos Taurinos, dice en su punto 10: 'El presidente ordenará, de oficio o a instancia de los veterinarios de servicio, la toma de muestras biológicas de las reses en los casos de comportamiento anormal de éstas durante la lidia, para su análisis en los correspondientes laboratorios. Sin perjuicio de lo anterior, la Administración podrá ordenar la toma de muestras biológicas de forma aleatoria a los oportunos efectos anteriores y/o estadísticos'.

En 2000, Inmaculada González, coautora del estudio utilizado por la CE, declaraba a este periódico sobre el posible efecto de la fenilbutazona en el comportamiento del toro: 'Puede disimular una lesión y eliminar una cojera. O lo que es igual, convertir en válido a un toro no válido para la lidia'. Validez en todo caso efímera, pues para en invalidez. Quizá el ruedo se llame ruedo porque, a la mínima, los toros ruedan, y quedan tumbados ante el espada posturitas, mientras los aficionados ponen el grito en el cielo porque en el palco de presidencia no sirve.

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