_
_
_
_
_
LA OFENSIVA TERRORISTA

ETA planeó romper la tregua explotando dos furgones bomba en el centro financiero de Madrid

Jorge A. Rodríguez

ETA tenía planeado finalizar la tregua al menos cuatro meses antes de que en noviembre de 1999 oficializase la ruptura. Por ello envió a mediados de ese año a cinco experimentados terroristas para que planeasen un gran atentado: Javier Abaunza, Julia Moreno Macuso, Gorka Palacios, Iván Apaolaza y Ana Belén Egues, una de las dos detenidas el martes. Ésta ha confesado que la banda pretendía hacer estallar junto a la Torre Picasso, en el moderno corazón financiero de Madrid, las dos furgonetas cargadas con 1.688 kilos de explosivo que la Guardia Civil interceptó en diciembre de 1999. ETA quería copiar al IRA, que rompió su tregua en 1996 con una potente bomba en la ultramoderna zona londinense de Canary Wharf.

Más información
Borrar los nueve milímetros
El juez encarcela a la etarra alemana Petra Elser
La Audiencia intenta ahora que no sea necesario que declare el testigo del atentado de Madrid
Los años de plomo
Aznar no acude al funeral de Getxo por razones de protocolo
Desalojado el consulado español en Pau por la colocación de un artefacto casero

La organización terrorista envió a los cinco liberados (a sueldo de la organización) a Madrid a partir del mes de abril de 1999. Los primeros en llegar fueron Javier Abaunza Martínez y Julia Moreno Macuso, Bombi (detenida en Francia en abril de 2000) para seguir a Jacobo Fitz-James, conde de Siruela e hijo de la duquesa de Alba, con el objetivo de recabar información para secuestrarlo, pese a que estaba en vigor la tregua de ETA.

Posteriormente llegaron a la capital Gorka Palacios Alday, Iván Apaolaza y Ana Belén Egues, la detenida tras el atentado del pasado martes en Madrid gracias a la colaboración de un ciudadana. Ésta ha confesado ante la policía que cuatro meses antes del final de la tregua entró en la capital de España 'para reconstruir el comando Madrid', según aseguró ayer el director general de la Policía, Juan Cotino.

Desde entonces se dedicó a facilitar infraestructura para el grupo, elaborar informaciones y planear atentados. 'Pero meses después, desmonta toda la infraestructura y la traslada a Salamanca', según Cotino. Según ha confesado la etarra, durante ese tiempo estuvo en varias ocasiones en la moderna zona de Azca -el moderno centro comercial y financiero de Madrid- e incluso en la propia Torre Picasso buscando el lugar adecuado para colocar una bomba a fin de cometer un vasto atentado con el que sentenciar el fin del alto el fuego.

Justo tras hacer esta confesión, los investigadores le preguntaron si la intención de ETA era colocar en dicha zona, junto a la Torre Picasso, las dos furgonetas bomba -cargadas en conjunto con 1.688 kilos de cloratita, con algo de dinamita y goma 2- que la Guardia Civil interceptó los días 20 y 21 de diciembre de 1999 en la provincia de Zaragoza. 'Sí, posiblemente sí', contestó, según aseguraron fuentes de la investigación.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Cotino añadió que ETA había planeado hacer estallar las dos furgonetas a las 19.56 del 22 de diciembre de 1999, el día del sorteo del gordo de Navidad y fecha clave de las compras navideñas. 'Ésa iba a ser la demostración de fuerza de ETA, fíjense qué similitud con el atentado de las Torres Gemelas de Nueva York', dijo Cotino.

El atentado que planeaba la banda era idéntico al que el IRA perpetró el 9 de febrero de 1996 en Canary Wharf, una especie de segunda city londinense, donde tienen su sede numerosos periódicos y algunos bancos.

El IRA hizo estallar, tras varias llamadas de aviso, un coche con media tonelada de explosivos en un aparcamiento subterráneo para publicitar el fin de 18 meses de tregua. La zona, de edificaciones de hierro y cristal similares a las de Azca, quedó convertida en 'un campo de batalla', según expresión de John Major, entonces primer ministro británico.

La policía duda que ETA hubiese podido colocar las furgonetas en alguna de las siete plantas de aparcamiento de la Torre Picasso, con entrada restringida, pero quizás sí en alguno de los estacionamientos públicos de los grandes centros comerciales que abundan en la zona.

'Quizás lo hubieran podido colocar ahí, o en las calles subterráneas, pero no en superficie porque no hay sitio', indicaron fuentes policiales, que precisan: 'Salvo que las hubieran colocado en lugares muy específicos, no habrían podido echar abajo la torre, lo que habría sido una masacre, con ese explosivo, que es muy lento y no es del usado en demoliciones'.

Esta duda la alberga también el director de Torre Picasso, José Manuel Jiménez. 'No pueden aproximar un vehículo, sólo a través de los viales de Azca y entrando al parking público que es exterior a la torre y no entra en la base o núcleo central de la torre, que no es atacable por un vehículo'. Jiménez agregó: 'No tenemos ninguna constancia [del plan de atentado] y ni siquiera creemos que el Ministerio del Interior lo pueda aseverar a pies juntillas'.

Egues ha confesado también que ella apretó el botón del mando a distancia en todos los atentados perpetrados en Madrid desde el final de la tregua, por lo que acumula seis asesinatos en su haber. El grupo, en su afán por renovarse, estaba esperando la llegada de otro etarra después de que abandonara la ciudad otro terrorista recién identificado: Fernando Mila Mitxelena.

La policía mostró ayer el material incautado durante los cinco registros efectuados en sendos pisos de Madrid y otro realizado en Salamanca. Entre el material se encontraba una panoplia de documentos falsos de identidades diversas, armas, explosivos, documentos y planos de las ciudades de Madrid, Salamanca y Valladolid, así como un Manual de seguridad personal contra ETA, editado por un semanario.

Parte del material incautado al <b></b><i>comando Madrid</i>.
Parte del material incautado al comando Madrid.LUIS MAGÁN

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_