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Aznar dará prioridad a Oriente Próximo en la UE

Hay que dialogar, incluso si no se respeta el alto el fuego. El presidente del Gobierno español, José María Aznar, respaldó ayer en Formentor (Mallorca) los esfuerzos del ministro de Exteriores de Israel, Simón Peres, frente a las tesis más duras del primer ministro, Ariel Sharon. Aznar se comprometió a situar el proceso de paz en Oriente Próximo y la cooperación euromediterránea como prioridades de la presidencia española de la Unión Europea tomando como base dos experiencias españolas lanzadas por su predecesor, Felipe González: La Conferencia de Madrid, que en 1991 inauguró el deshielo entre israelíes y palestinos, y el Proceso de Barcelona, impulsado en 1995 para aumentar la cooperación entre ambas orillas del Mediterráneo.

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Aznar intervino a última hora de la noche en la cena del Foro Formentor, después de haber pasado la tarde tratando de allanar el camino a un encuentro entre Peres y Arafat. Estos contactos, que Sharon ve con reticencias mientras se sigan perpetrando atentados contra israelíes, fueron considerados por Aznar como una de las vías para llegar finalmente a la paz: 'Poner condiciones excesivas a los contactos equivale a otorgar a los extremistas de ambos lados un derecho de veto sobre el proceso', afirmó. Y añadió: 'Y no van a dejar de ejercerlo como lo han hecho en el pasado'.

En cambio, Aznar evitó manifestarse expresamente en favor de la creación de un Estado palestino y se limitó a recordar que existen 'numerosos planes' que pueden llevar a la paz. 'Estoy convencido de que lo importante no es el formato', aseguró el presidente del Gobierno español, para quien lo esencial ahora es que en ambas partes exista una 'voluntad de entendimiento' similar a la del 'espíritu de Madrid' de hace diez años.

A pesar de la delicada situación que atraviesa el proceso de paz, Aznar consideró que la actual situación internacional derivada de los atentados del 11 de septiembre puede servir paradójicamente de revulsivo para invertir la tendencia: 'El colapso de las Torres Gemelas tendría que ser el catalizador de nuevas energías que generen la estabilidad en un área atormentada'.

Para lograr esta estabilidad, el presidente del Gobierno consideró clave la mejora de la situación económica y en consecuencia propuso dar un nuevo impulso al Proceso de Barcelona, nacido precisamente a raíz de la presidencia española de la UE en 1995.

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