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Reportaje:

Las peripecias de un argelino 'sin papeles'

Un inmigrante vuelve a Barcelona tras ser enviado a Valencia para su expulsión

Mohamed R. estaba acostumbrado a domir en el suelo. Había llegado desde Argelia persiguiendo un idílico sueño, pero terminó deambulando por las calles de Barcelona, durmiendo en las plazas junto a los colegas sin papeles y detenido por la Policía Nacional tras el violento desalojo de la plaza André Malraux, del 16 de agosto. Este argelino de 35 años estuvo a punto de ser expulsado el pasado viernes, pero su destino cambió cuando un juez autorizó su libertad porque su expediente de expulsión no era firme.

Había sido detenido junto a otros 114 inmigrantes tras la carga policial. Permaneció en el centro de La Verneda, donde compartía su diminuta celda junto a otros 22 compañeros. 'Dormíamos sentados, todos acurrucados y hacía mucho calor', se lamenta con su agudo acento francés.

Tres agentes de la policía lo despertaron una madrugada y le subieron a un furgón, junto a otros seis magrebíes. El viaje se prolongó durante cinco horas hacia un destino desconocido.

Los agentes, a propósito, omitieron el dato de que estaban siendo trasladados al centro de internamiento para extranjeros de Valencia: la antesala de la expulsión. 'Nos tenían rodeados de coches policiales, como si fuéramos criminales', remarca. 'Los agentes pararon dos veces para tomar café y a nosotros, en cambio, ni siquiera un trago de agua', recuerda indignado.

De dormir sobre puro suelo, Mohamed pasó a descansar en una habitación con literas y con sólo tres personas. Le permitían salir al patio dos veces al día. Escasamente una hora. Aunque ni el colchón de la litera, ni el aire libre del patio le liberaban de la angustia de la expulsión. De cuál sería su próximo destino.

Mohamed vivió, ese tiempo,rodeado de multitud de incertidumbres desconocidas en su país. Allí padecía otros problemas. Trabajaba en una empresa de construcción pero soñaba con 'mejorar su calidad de vida y trabajar de lo suyo en Europa'.

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Aterrizó en Francia con visado de turista y, después de residir un tiempo en este país, cruzó la frontera. Mientras sus papeles estaban en trámite estuvo trabajando con contratos temporales en Girona. Hace ya 14 meses que vive en Cataluña.

La amenaza de expulsión se desvaneció. Quizá por su ciudananía argelina, país que no ha firmado un acuerdo de extradición con España. Distinta suerte a la de otros magrebíes. Catorce inmigrantes retenidos en La Verneda fueron trasladados ayer hacia Marruecos para su repatriación. Todos por el mismo método: madrugón, furgón policial y desinformados.

Esta práctica policial es cada vez más habitual a partir de los frecuentes desalojos de los inmigrantes sin papeles. Las detenciones en las calles de Barcelona se han multiplicado y, por tnato, los expedientes de expulsión.

Finalmente, Mohamed ha obtenido su libertad. Funcionarios del centro de Valencia le entregaron la orden judicial el pasado viernes en la que se detallaba que su expediente de expulsión no era fime. La orden había sido emitida desde Barcelona. Hacia ella se dirigió. 'Hice autoestop y a la mañana siguiente estaba aquí', explica. Ahora duerme en los locales de la CGT. Sin literas ni colchón, pero libre.

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