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El liquidador escondido

¿Y Stombergas dónde está? Desaparecido. El Tau ha llegado hasta la cumbre de la Euroliga gracias a muchos factores. Y, sin embargo, hay un elemento que todavía sigue inédito. Saulius Stombergas no se ha dejado ver en los cuatro partidos anteriores, a pesar de que se le considera el matador del equipo, el jugador al que los demás le limpian el camino de minas para que llegue él desde la línea de 6,25 y ejecute.

Es un especialista. Vive de su muñeca, capaz de anotar 39 puntos, con nueve triples sin fallo, en un solo partido y de decidir los choques más comprometidos. Contra el Kinder, en cambio, se ha arrugado. Él, un jugador -el único en el Tau- al que se le perdona su torpeza defensiva a cambio de que se eleve con la elegancia de los tiradores del Báltico y torpedee el aro contrario, ha sido el menos productivo en ataque de todo el equipo. Un contrasentido, precisamente en una final extraña, llena de vaivenes en el marcador.

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El Tau busca un último día mágico

El Tau necesita hoy a Stombergas. No depende en exclusiva de él, como se ha demostrado, pero es uno de los jugadores más cualificados para aparecer el día más oportuno. Por experiencia, que no quede. Ya posee una Euroliga en su currículo, la que ganó con el Zalguiris en la final más agradecida con el baloncesto ofensivo de los últimos años. ¿Y el rival? Efectivamente, era el mismísimo Kinder, el equipo que decidió combatir al enemigo fichándolo. Sin embargo, Stombergas no triunfó en Bolonia el año pasado. Incluso le despidieron en abril, sin dejarle terminar la temporada. La circunstancia es extraña en lo deportivo, pero no en lo personal. El lituano es tan sumamente introvertido que el salto del Este a la Europa occidental le supuso un choque demasiado impactante. En el Tau apenas habla sólo con su compatriota Timinskas, y hasta resulta inexpresivo durante el calor del juego, salvo excepciones.

Aquella experiencia en el Kinder es su única espina, porque en realidad él es un coleccionista de títulos. Ha sido campeón de Lituania, de la Euroliga, de la Recopa, e incluso de la Liga china. Hasta Shangai se fue en 1997 cuando se sintió atascado en el equipo que le vio nacer como baloncestista, el Atletas de Kaunas. A partir de entonces surgió como un profesional incuestionable, pese a que siempre le había marcado la sombra de Karnisovas.

Stombergas se ha hecho poco a poco un hueco en la selección lituana y en el baloncesto occidental. Sólo le falta salir de su madriguera en esta final para demostrar lo que es y para lo que se le fichó: liquidar los grandes choques.

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