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EE UU comunica a la UE que su rechazo al Protocolo de Kioto es irreversible

Alemania plantea seguir adelante con el recorte de emisiones de gases sin Washington

El Gobierno de George W. Bush insistió ayer en que no apoyará nunca los acuerdos medioambientales de Kioto, porque 'son injustos para EE UU'. Al mismo tiempo, la administración estadounidense reconoció que no tiene un plan alternativo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La delegación de la UE que viajó a Washington con la esperanza de recuperar el apoyo de EE UU a Kioto ha descubierto que la nueva política de este país parece irreversible. Australia y Japón, antes reticentes con Kioto, no secundan la negativa de Washington.

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La comisaria europea, Margot Wallström, y el ministro sueco de Medio Ambiente, Kjell Larsson, concluyeron su ronda de contactos en Washington con la sensación de haber perdido el tiempo: 'No hemos vislumbrado ningún signo de cambio', dijo Larsson en referencia a la decisión de George W. Bush de rechazar el Protocolo de Kioto que establece limitaciones a la emisión de gases contaminantes.

La delegación europea mantuvo ayer una serie de contactos con los responsables de la política medioambiental en Estados Unidos. De la reunión con la persona que está al frente de la Agencia de Protección Medioambiental, Christine Todd Whitman, sólo salió un compromiso de diálogo: 'He comunicado a la UE que soy tan optimista como el presidente Bush, porque creo que si trabajamos de manera constructiva con nuestros amigos y nuestros aliados podremos desarrollar tecnologías o incentivos que planteen nuevas maneras de aproximarse al cambio climático', dijo Whitman.

EE UU insiste en que los acuerdos de Kioto perjudican de forma expresa a este país. Según Whitman, los términos del protocolo 'son injustos para EEUU y otros países industrializados porque eximen al 80% del mundo de su cumplimiento'.

Fuentes de la delegación europea reconocieron que la reunión 'no cambia ni un ápice la postura estadounidense. Pero el argumento de que el Protocolo de Kioto pone en peligro la economía de EE UU', dice la delegación, 'es muy extraño, porque la lucha contra el cambio climático puede fomentar el desarrollo de nuevas tecnologías que benefician a su economía'. Larsson reclamó para la UE el liderazgo en defensa de una política medioambiental global.

De toda la jornada de contactos de la delegación, quizá el más revelador fue el que mantuvieron con varios grupos de lucha contra la contaminación. Una de las dirigentes de estos organismos, Eileen Claussen, aseguró que el viaje de la delegación europea ha servido para que se den cuenta de que la postura estadounidense es inamovible: 'Llegaron aquí pensando que podrían cambiarla y ahora ya saben que ese no es el caso. Les he dado una visión realista de la postura del Gobierno de este país'.

Por su parte, el ministro alemán de Medio Ambiente, Jürgen Trittin, planteó ayer seguir adelante en la firma del acuerdo de Kioto sin EE UU, y subrayó que el único camino para la protección del planeta es la ratificación del Protocolo de Kioto. Trittin aseguró que espera que EE UU no bloquee el proceso de negociaciones, informa Efe, y recordó que 'se trata de un acuerdo multilateral, y algún país puede decidir que no participa, pero no puede decir a los demás lo que deben hacer'.

El ministro destacó el cambio de actitud de países que hasta ahora se habían revelado como reticentes cara al acuerdo, como Australia, Japón, Nueva Zelanda, Noruega o Canadá. En el caso de Noruega, resaltó Trittin, se está cada vez más cerca del protocolo y Australia y Japón muestran 'importantes cambios'. Trittin insistió en su esperanza de que 'EE UU tolere, pero no bloquee', y se refirió al gran interés de 'poder contar' con un país que produce el 25% de las emisiones totales de gases, aunque sólo tiene un 6% de la población mundial.

La ONU ha criticado agriamente la postura de Bush, que además genera descontento en el ala verde de su partido, el republicano. Tres congresistas anunciaron su apoyo al plan de los demócratas de promover una ley que limite la emisión de gases, aunque los observadores ven prácticamente imposible que llegue a ser aprobada.

La imagen de Bush ha sufrido ya un deterioro por su política medioambiental: hace una semana un 63% de ciudadanos manifestaba su aprobación al nuevo presidente, y ahora sólo el 53%.

Un militante de Greenpeace con una careta de Bush y un globo terráqueo en una sartén, ayer en Sâo Paulo.
Un militante de Greenpeace con una careta de Bush y un globo terráqueo en una sartén, ayer en Sâo Paulo.AP

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