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TARIF | SIN CARTERA

Un símbolo de integración

El nombramiento de Salah Tarif como ministro refuerza la política de todos los Gobiernos israelíes, que en los últimos años han hecho esfuerzos importantes por aglutinar a la comunidad druso-árabe -unos 80.000 ciudadanos- en las tareas del Estado, ofreciéndole la posibilidad de ejercer cargos en la Administración, en las fuerzas del orden e incluso en el Ejército.

Las facilidades con respecto a los drusos provocan a menudo la ira y el desprecio de las otras minorías étnicas de Israel, especialmente árabes y beduinos, que acostumbran a calificarlos con epítetos poco cariñosos. Pero es una actitud que no difiere mucho de las otras comunidades drusas -225.000 en Líbano y 150.000 en Siria-, donde siempre se vinculan al poder.

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El Ejecutivo de Israel contará por primera vez con un ministro árabe

La decisión de incluir un druso en el Gobierno arroja por el suelo las maniobras de algunos dirigentes político-religiosos de esta minoría que en los últimos meses habían pedido a sus adeptos que se sumaran a la Intifada, generando así un foco de tensión, sobre todo en la comunidad de los altos del Golán: la mayoría de sus 18.000 componentes se ha negado siempre a tomar la ciudadanía israelí y prefiere mantener la lealtad a Damasco.

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