Inmigrantes... en España
Parece que no se alcanza a ver la luz del túnel de este fenómeno incontrolable que, por un lado, parece que es la solución al hambre del mundo y que, por otro, parece la solución a la falta de mano de obra, sobre todo en las tareas agrícolas. Ya están aquí, en España, pocos o muchos, legales o ilegales, con o sin trabajo, malos o buenos. El plato caliente está servido y nadie quiere quemarse, ni Gobierno, ni oposición, ni sindicatos, ni empresarios.
Las muertes del trágico accidente de Lorca han dado mucha pena y tristeza, pero han servido para descubrir un secreto a voces: la realidad del inmigrante en España. Mano de obra barata, explotación, indocumentados, sin papeles y sin techo, unos en marcha solicitando permiso de trabajo y residencia y otros de vuelta, pero sin vida, con deudas millonarias. Han venido para mejorar sus vidas pero han vuelto sin ellas. ¡Qué destino, Dios mío!
La Junta de Andalucía y el Gobierno central cofinanciarán dos centros de acogida de inmigrantes en el Campo de Gibraltar, pero no han concretado las fechas de inicio de los proyectos, ni la inversión destinada a ellos. Es una buena noticia, no obstante, porque van a ser refugiados en vez de espaldas mojadas. Así mejorarán por lo menos de nombre y el resto vendrá poco a poco. Y así se despierta la mente dormida del Gobierno marroquí para hacerse responsable de sus exportaciones en pateras clandestinas que, en muchas ocasiones, llegan solamente cadáveres.
Y yo me pregunto: ¿habrá solución a este fenómeno? En mi opinión, la solución está en la otra orilla del Mediterráneo, concretamente en Marruecos.-