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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Lenguas universitarias

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha dado, por discriminatoria, un triple varapalo a la actual política lingüística de la Generalitat.Ha restituido el honor de la profesora de la Universitat Rovira i Virgili (URV) Josefina Albert, quien fue excluida de los exámenes de selectividad por entregar copias de los cuestionarios en castellano, contrariando la circular lingüística preuniversitaria del Gobierno de Pujol, tendente al monolingüismo. El tribunal, contra lo que sostenía el rector, acredita su "idoneidad" para la corrección de la selectividad.

El tribunal, en los fundamentaos de esta sentencia, y por tanto sin la fuerza obligatoria del fallo, cuestiona la circular y su aplicación en la URV: detecta deficiencias en "el necesario equilibrio" entre derechos y deberes de los alumnos; considera que algunos quedan en "situación de inferioridad", y, exhortando a que se "fomente el uso de la lengua catalana", critica que se "imponga".

En otro fallo, el TSJC confirma la suspensión de media docena de disposiciones contenidas en tres artículos del reglamento lingüístico de la URV.

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Estas resoluciones afianzan el uso indistinto de los dos idiomas oficiales en Cataluña..., aunque lo que el tribunal establece cuerdamente para los demás no se lo aplica él mismo, pues expende de oficio sus propios textos sólo en versión castellana.

El varapalo interpela a quienes aplaudieron al rector, ahora desautorizado, y denostaron a la profesora Albert, ahora rehabilitada. A todos los grupos parlamentarios que -salvo el PP- apoyaron el discriminatorio reglamento de la URV. Y al consejero Andreu Mas-Colell, quien dio marcha atrás en su benemérito propósito de reformar la desequilibrada normativa autonómica, plegándose así a los radicales. Sostenella y no enmendalla, cuando los jueces están -aunque aún no fallen- en contra, equivale a provocar recursos, litigios y malestar. A los políticos se les paga por adelantarse al conflicto.

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