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El CSN denuncia que Londres le escamotea información sobre la seguridad del 'Tireless'

El Consejo de Seguridad Nuclear advierte de que peligra su labor de asesoramiento al Gobierno

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ve peligrar su labor de asesoramiento al Gobierno español sobre los riesgos que conlleva la estancia y reparación del submarino nuclear británico Tireless en Gibraltar, a 2,6 kilómetros de la verja que separa a la colonia del territorio español. El interlocutor del CSN en el Reino Unido, el Panel Nuclear Regulador de la Royal Navy, se muestra remiso a entregar la documentación solicitada y evita incluso informar sobre los posibles riesgos que entrañaría el traslado del sumergible, según denuncia el presidente del CSN, Juan Manuel Kindelán.

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Cansado de que el organismo que encabeza sea utilizado para polemizar por los unos y por los otros -la última vez, el pasado martes, durante el debate sobre el Tireless en el pleno del Congreso- Juan Manuel Kindelán explica las tremendas limitaciones con las que trabaja el Consejo.Carente, prácticamente, de información directa -excepto la del control radiológico que se efectúa en la Bahía de Algeciras- el CSN elabora sus informes con "la información británica que es seria y coherente", pero, se lamenta, "limitada".

Su primera limitación, señala el presidente del Consejo en una conversación con EL PAIS, es "la imposibilidad de verificar" los datos, a diferencia de lo que sucede en las instalaciones nucleares españolas sobre las que sí tiene juridiscción el CSN.

Además, "debido a las restricciones de la Armada británica, la información es escasa", como sucedió, por ejemplo, durante la visita, restringida a algunas áreas por razones de seguridad, que el pasado 3 de noviembre efectuaron a bordo del sumergible dos subdirectores del Consejo.

A pesar de estas limitaciones, Kindelán considera que la información recibida hasta la fecha es "suficiente para afirmar que el reactor está en situación de parada segura, en condiciones que no implican riesgo radiológico para la población, y que la reparación de la avería es, con el método propuesto por los británicos, técnicamente factible y no afecta a la seguridad del reactor".

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"Ahora bien", insiste el presidente, "para mantener esta afirmación a lo largo del proceso de reparación" -que concluirá, si no hay nuevos retrasos, en marzo, cuando el submarino zarpe de Gibraltar-, "necesitamos disponer en cada momento de información de detalle de todas las etapas y actuaciones importantes que se realicen". Y esto está dejando de ser así.

"El CSN", asegura Kindelán, "ha pedido una amplia información adicional al organismo regulador de la Armada británica, pero aún no la hemos recibido" a pesar de que ha transcurrido más de un mes. "Es obvio que si no disponemos de la información necesaria no estaremos en condiciones de realizar ninguna estimación sobre las condiciones de la reparación", advierte.

El 15 de noviembre el CSN solicitó al capitán de navío Peter Hurford, que encabeza el Panel Nuclear Regulador de la Royal Navy, seis análisis de seguridad y, al día siguiente, pidió otros diez complementarios. El 12 de diciembre hizo también una pregunta más concreta sobre si el combustible del Tireless había sufrido algún tipo de daños.

Doce días después de que se le solicitasen los primeros análisis de seguridad, Hurford se reunió en Madrid, en la sede de la Dirección General de Protección Civil, con sus interlocutores españoles, pero no les remitió los documentos requeridos. Desde entonces tampoco se los ha hecho llegar por otros cauces como solía ser habitual.

La siguiente reunión del comité hispano-británico de seguimiento del Tireless estaba prevista para el 13 de diciembre, pero Hurford la ha aplazado unilateralmente hasta el próximo miércoles. Al día siguiente viajará al Peñón para dar cuenta de los avances en el diagnóstico de la avería a las autoridades gibraltareñas y a los expertos en seguridad nuclear que han contratado para disponer de información propia.

En el CSN no acaban de entender la demora en la entrega de los documentos pedidos en noviembre porque, explica una fuente cercana al organismo, disponen de ellos y no deben elaborarlos expresamente para el Consejo. Los británicos, prosigue la misma fuente, son generosos cuando se trata se suministrar filminas y vídeos pero regatean más cuando deben proporcionar informes de seguridad.

Más difícil le resulta aún a Kindelán comprender por qué Hurford y su equipo no han entregado un estudio sobre los riesgos que conllevaría el traslado. "Desgraciadamente no conocemos ningún documento serio al respecto de las autoridades británicas", se queja el presidente.

"Sería mejor", concluye Kindelán, "transportar el submarino a una base británica, donde la reparación se haría en instalaciones especializadas y sin riesgo alguno". La base naval de Gibraltar ha tenido que ser reclasificada y adaptada para que en uno de sus diques pueda repararse un sumargible nuclear.

Ahora bien, precisa, "creemos que no existen precedentes de transporte de un reactor con combustible irradiado en una embarcación". De ahí que sea preferible otro método de traslado.

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