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La televisión da "clarividencia a las masas", según Gustavo Bueno

El filósofo Gustavo Bueno defendió ayer que hay notables diferencias entre cine y televisión. La más importante es que en el primer caso no hay correspondencia entre lo que se proyecta en la pantalla y lo que ocurre en el exterior, mientras que en el segundo esa correspondencia se da por supuesta. La televisión, defendió, "no es representación de la realidad, es la realidad misma", si bien se trata de una "realidad abstracta" en la medida en que ha sido modificada por haber perdido los olores y los sabores.Bueno participó en una mesa redonda en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona junto con la también filósofa Victòria Camps; el decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Ramon Llull, Carlos Ruiz, y Lorenzo Vilches, que animó al pensador a escribir el libro Televisión: apariencia y verdad (Gedisa), presentado ayer.

Bueno, que se definió como un "ateo católico", lo que, dijo, es muy distinto de ser un "ateo musulmán", sostuvo que escribió este libro tratando de comprender qué es la televisión, cuyo nombre es redundante porque toda visión es de lejos. No obstante, la televisión supera elementos opacos y regala "la clarividencia a las masas".

En opinión del filósofo, carece de sentido pensar en una audiencia pasiva y tonta. Esta suposición, añadió, pondría en la picota la concepción de la propia democracia. La persona que se sitúa frente al televisor es "responsable" y se mantiene alerta, y además, si lo quiere, puede dejar de mirar. Por consiguiente, el concepto de televisión basura carece también de sentido, y más en una sociedad que ha demostrado que sabe seleccionar la basura perfectamente.

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