"El problema de la enseñanza es que la curiosidad no cuenta en la nota"
Sebastián Cardenete nunca perdió la curiosidad del niño que fue. Su posición crítica con la enseñanza teórica e enciclopedista le llevó a tratar que otros chavales no perdieran la inquietud por preguntar y aprender. Fue así como desde joven este biólogo y profesor empezó a construir modelos a escala para explicar las teorías de Newton o los fenómenos químicos. Junto a un puñado de docentes inquietos como él, Cardenete impulsó el Museo de la Ciencia de Málaga, del que ahora es coordinador. P. ¿ Qué fallos ve en la enseñanza?
R. El gran problema es que el curiosear no se ve reflejado en las notas. Debemos olvidarnos de las notas y de los resultados a primera vista para despertar la imaginación, la curiosidad y la creatividad. El fallo es que no sabemos cómo evaluar estos aspectos. Nos centramos en si sabe sumas y quebrados, pero sólo valoramos la cantidad. Debemos dedicarnos a despertar la curiosidad y a satisfacerla.
P. ¿La ciencia puede ser divertida?
R. La ciencia es divertida e interesante, pero no puede faltar el esfuerzo personal porque cuando un chaval quiere encontrar respuestas tiene que estudiar, ya sea en los libros, en un ordenador o en Internet. Lo hará encantado si se enfrenta a un interrogante que le ha tocado el alma, no así si sólo estudia para pasar el examen del día siguiente. El problema es que no se estudia para comprender, sino para pasar pruebas; que da vergüenza preguntar, que da corte meter la pata y que poco a poco se pierde la intensidad de la curiosidad.
P. ¿Los profesores saben enseñar?
R. Cuando te enfrentas a 40 ojos que te miran y al tercer día te das cuenta que les estás dando una paliza y la cosa no funciona, ahí empiezan las diferencias. Algunos profesores buscan la forma de hacer atractiva la asignatura, otros simplemente les aburren. Lo principal es, sobre todo en las edades más tempranas, despertar su interés. Los chicos lo pasan mal estudiando y no se puede dejar que las clases lleguen a eso. Los centros deben ser un sitio donde los alumnos lo pasen bien, o por lo menos, no lo pasen mal.
P. ¿La educación es enciclopedista?
R. Todo lo que se aprende es útil, pero no podemos pretender que un chaval almacene y sepa de todo. La tecnología va a cambiar eso. Ahora para acceder a un contenido basta con apretar un botón y está en la impresora, no hay que almacenar datos, sino saber cómo buscarlos, cómo procesarlos y qué desechar.
P. ¿Qué cambiaría de la enseñanza?
R. Potenciaría las salidas a museos como éste. Es importante que se conviertan en una extensión de los centros porque los profesores aquí pueden encontrar aparatos con los que incentivar a sus alumnos y hacerles entender conceptos que en abstracto son muy difíciles. También creo que a la LOGSE le hace falta una financiación más fuerte porque llevarla a la práctica cuesta mucho dinero.
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