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El más influyente experto en cambio climático concluye que el C02 no es lo más importante

James Hansen, el respetado científico estadounidense que más ha hecho a título individual por conseguir que se tomen medidas contra el cambio climático, ha llegado a la conclusión de que el dióxido de carbono (C02) considerado el más importante gas de efecto invernadero, no es el enemigo mayor a combatir. En un artículo publicado en la revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU, que ha asombrado a muchos de sus colegas, Hansen y sus colaboradores señalan que creen que el rápido calentamiento global de las últimas décadas es achacable sobre todo a otros gases de efecto invernadero -cuyas emisiones son mucho menores que las de CO2-. En parte porque los efectos del dióxido de carbono en la atmósfera se contrarrestan con los de los aerosoles, también fruto de la quema de combustibles fósiles. Con esta premisa, Hansen, de la NASA, propone actuar sobre todo contra las emisiones que producen clorofluorocarbonos, metano, ozono, óxidos de nitrógeno y partículas de hollín -lo que normalmente se considera contaminación atmosférica- pa-ra evitar efectos dramáticos y perjudiciales del cambio climático que muchos científicos creen que está ya en marcha. Esta reducción de emisiones se tendría que combinar con un menor aumento en las emisiones de C02, es decir, que no se podría olvidar su papel.

Hansen está considerado como el principal motor de las medidas contra el cambio climático y el responsable de que el actual vicepresidente Al Gore -y con él la Administración estadouni-dense-, se aviniera a firmar el protocolo de Kioto sobre cambio climático, que establece objetivos concretos de reducción de los gases de efecto invernadero. A pesar de que en el protocolo están incluidos todos los gases, es el CO2 el que se lleva la palma como enemigo a combatir.

Hansen, sin embargo, presenta su estudio como una contribución al optimismo. Su argumento es que es más fácil hacer más lento el cambio climático de lo que puede parecer si el mundo se centra en reducir las emisiones de los otros gases de efecto invernadero en los próximos 50 años.

Sin embargo, su mensaje es también que va a ser muy difícil, si no imposible, cumplir el protocolo de Kioto. En vísperas de las elecciones de EE UU y cuando se ultima el nuevo informe científico de los expertos convocados por Naciones Unidas (el IPCC), el estudio de Hansen ha caído como una bomba y está por ver si va a ser aceptado por la comunidad científica, pero ha sido ya bien acogido por representantes de la industria.

Hansen, por su parte, se ha mostrado posibilista: "Los otros gases son mucho más manejables y además existen razones económicas muchas veces para limitar su emisión". También ha señalado que este escenario reconcilia los intereses de los países desarrollados y no desarrollados.

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