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Reportaje:BARCELONA: UN AÑO DESPUÉS DE LAS ELECCIONES MUNICIPALES

Clos se siente a sus anchas

Un total de 20 concejales sobre 41 son muchos, casi mayoría absoluta. Aunque el gobierno municipal es una coalición de tres fuerzas (PSC, ERC e IC-V), los 20 ediles que lograron los socialistas hace hoy un año imponen su fuerza en el Ayuntamiento de Barcelona. Nada que ver con la correlación de fuerzas de los socios de gobierno del anterior mandato, cuando los proyectos podían estrellarse si los tres concejales de Iniciativa per Catalunya o los dos del desaparecido Partit per la Independència (PI) hacían ascos a las proposiciones del PSC. Ahora, con sólo un voto de los socios de gobierno todo sale adelante. Y por si ello fuera poco, el talante de los actuales socios del alcalde Joan Clos -Jordi Portabella (ERC) e Imma Mayol (IC-V)- es bastante más pacato que sus anteriores compañeros de viaje: Eulàlia Vintró y Pilar Rahola.Estos factores se notan en las discusiones de las comisiones de gobierno y también en los plenarios, en los que difícilmente se oye una voz altisonante o crispada, a excepción hecha de la del portavoz del grupo municipal de CiU, Josep Miró i Ardèvol. Es, con mucho, el especialista en intervenciones largas y broncas que discuten con frecuencia asuntos de trámite. Algunas exasperan al primer teniente de alcalde, Xavier Casas. Clos no suele entrar al trapo. Como máximo, utiliza un deje de arrogancia para replicar intervenciones de la oposición convergente.

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La oposición que hace el Partido Popular es de guante blanco, con un presidente de grupo, Santiago Fisas, que se ha ofrecido en más de una ocasión a ayudar al alcalde en los proyectos que dependen del Gobierno del PP.

Hay, además, algunas cuestiones en las que el equipo de gobierno y la oposición mantienen un pacto de no agresión, como son los proyectos del Fòrum 2004 y la transformación del antiguo suelo industrial del Poblenou. La situación no es la misma en otros asuntos, como las grandes obras y la Carta Municipal. Esa ley, aprobada por consenso en el Parlament, se halla estancada porque no se desarrollan los consorcios (sólo ha arrancado el de urbanismo), y sin ellos, la discusión de los equipamientos de la tercera edad y la falta de plazas de guarderías se convierte en arma arrojadiza entre los sillones del equipo de gobierno y los de la oposición, sobre todo en el caso de CiU.

Al actual equipo de gobierno le gusta guardar las formas. Aunque no siempre lo consigue, como ocurrió con el abierto enfrentamiento entre el concejal de Sants-Montjuïc, Pere Alcober, y la cuarta teniente de alcalde y responsable de Sanidad, Imma Mayol (IC-V).

El pulso entre los dos sobre la oportunidad de instalar una narcosala en Can Tunis para dar cierta cobertura a los toxicómanos que acuden a los descampados a diario acabó dejando el proyecto que impulsaba Mayol en la carpeta. El rifirrafe se produjo a dos semanas de las elecciones generales y los socialistas prefirieron no enfrentarse a la oposición vecinal.

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Para mayor tranquilidad de Clos, el aparato del PSC le respalda abiertamente, tras los acuerdos sobre las listas y los buenos resultados obtenidos hace, hoy precisamente, un año.

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