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FÚTBOL La resaca de la jornada

Van Gaal, Rivaldo y Pep

Ramon Besa

No encuentra el Barça el punto de inflexión que en temporadas anteriores le permitió gobernar el último tramo de la Liga. Frente a la crítica o ante el abandono, propios de un club tradicionalmente pasional, volcánico y acostumbrado a la épica de las competiciones de eliminación directa, Van Gaal acababa siempre por imponerse, de manera que cuantos habían discutido su capacidad para manejarse en el banquillo del Camp Nou quedaban al final con el culo al aire. Van Gaal es, ante todo, un corredor de fondo, un técnico que se guarda la última palabra y por extensión resulta más diligente en los torneos largos y que exigen regularidad, como la Liga, que en los cortos, como las copas. Puesto que faltan todavía seis jornadas para finalizar el campeonato, cualquier juicio de valor sobre el entrenador y el equipo puede resultar prematuro, contraproducente e incluso frívolo, pues en el fútbol existen misterios tan difíciles de explicar como que el Barcelona golee al Valencia y en los dos partidos posteriores encadene dos derrotas mientras el equipo de Mestalla marque 11 tantos.Hay, sin embargo, indicios que anuncian un fin de curso más problemático que de costumbre, y ambos comprometen a Van Gaal. El entrenador no ha sabido cerrar dos conflictos que se daban por superados y ganados por el técnico. A la que se han perdido dos partidos, tras sumar nueve victorias, supuran otra vez los nombres de Guardiola y Rivaldo.

Van Gaal menospreció al medio centro cuando la prensa holandesa le preguntó por los responsables del remonte azulgrana desde el 3-0 del Bernabéu y respondió que Hesp y Frank de Boer, una manera poco amable de estimular la recuperación de Pep Guardiola y por contra de reforzar la decisión que tomó en su día de relegarle al banquillo.

Relativizado otra vez el peso del capitán, Van Gaal la tomó con Rivaldo al día siguiente de la derrota ante el Chelsea. De nuevo apareció el técnico en el campo de entrenamiento regañando a la estrella del equipo por no guardar la posición. Tres días después le sustituía frente al Mallorca y en la sala de prensa le apuntaba, en actitud ventajista, como uno de los responsables del traspié. El brasileño respondió ayer mismo. De diferente manera, no amenazando, pero vino a decir más o menos lo mismo que cuando se negó a jugar en la banda: no es feliz, está fatigado, se siente mal utilizado y, sobre todo. poco importante. Privado de sus amigos brasileños, Rivaldo encontró mal humor donde creía que obtendría algo de comprensión y cariño.

En lugar de mimar a sus figuras, Van Gaal las fustiga anteponiendo el sentido de equipo y de plantilla, hoy desvirtuado porque la aportación de los suplentes es menor de lo esperado y porque el principio de la docilidad se impone al de la naturalidad. Puesto que el Barça parece depender de la inspiración y forma de sus jugadores, bien haría Van Gaal en recuperar la autoridad moral perdida en el vestuario. El técnico ha reabierto viejas heridas, y para ganar la Liga primero es menester ganarse a la plantilla.

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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