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Cedularios regios

Entre los años 1481 y 1494, Juan Gil, catedrático de Latín de la Hispalense, ha contabilizado más de 300 casos de conversos condenados a la hoguera, de los que un porcentaje desconocido pudo salvar la vida porque logró huir. En cuanto a los reconciliados, superan los 2.000. A partir de esa fecha se tienen pocas noticias, pues los documentos de la Inquisición en Sevilla, ciudad donde se inician en España las actuaciones del Santo Oficio, se perdieron, a diferencia de los de ciudades como Toledo, Cuenca o Valencia.

Gil ha encontrado datos dispersos en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, en la sección de protocolos y la noticia de un auto de fe celebrado en 1501 en el que murieron 50 personas.

Más información
Juan Gil refleja el drama de los comienzos de la Inquisición en Sevilla

Los cedularios regios de Fernando e Isabel también arrojan información sobre los arreglos con los condenados.

Un ejemplo de la relación de estos conversos sevillanos con las artes y la cultura es la catedral, de la que tres de sus capillas son obra de cristianos nuevos: la Capilla de las Doncellas, de García de Gibraleón, canónigo, protonotario en Roma e hijo de un quemado en la hoguera; la de las Escalas, del obispo Baltasar del Río, cuyo padre también pereció en un auto de fe, y la Capilla del Mariscal, de Diego Caballero, hijo de un reconciliado.

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