_
_
_
_
_

Iñaki Gracenea expone sus trabajos más recientes en San Sebastián

El pintor Iñaki Gracenea (Hondarribia, 1972) expone hasta el próximo 31 de marzo en la Galería DV de San Sebastián una muestra de sus trabajos más recientes. El artista, que pertenece a una nueva generación de promesas del panorama pictórico vasco, regresa de su primera estancia en Arco para exhibir 24 piezas entre óleos sobre lienzo y sobre madera, que destacan por su fuerza cromática. Gracenea estima que la pintura se ve empujada a un segundo plano por la pujanza de la imagen, pero que "todavía se puede innovar".

De las piezas que cuelgan de la Galería DV se desprende el interés del artista por realizar sus aportaciones a una renovación de la pintura. Por eso le desagrada que se le intente encasillar en una determinada tendencia. Propone un diálogo entre lo abstracto y lo figurativo, pero insiste en que "hoy no tiene sentido una terminología como ésta". "Todo es una hibridación" asegura, "no quiero autodefinirme. Trabajo con la pintura porque es lo que tengo más a mano y porque pienso que es válida dentro del contexto del arte contemporáneo, aunque en exposiciones internacionales se quede un poco al margen".Gracenea estima que el segundo plano en que ha quedado esta disciplina se debe a la extensión de la imagen. "Este mundo, ya sea en televisión, a través de la publicidad u otro medio, nos absorbe, nos bombardea. Además la pintura ha vivido siempre de una iconografía que está totalmente explotada. Parece que ya está todo hecho y, sin embargo, creo que se puede innovar".

El artista, que concibe la pintura como un medio de expresión, muestra en su obra el "interés de convertir las cosas en signos", pero se niega a atribuirle connotación simbólica alguna. Sus cuadros dialogan entre sí y se disputan el protagonismo por la fuerza de sus colores, aunque también pueden verse piezas en tonalidades grises. El crítico Xabier Sáenz de Gorbea define así su obra: Gracenea "propone la unión de cuadros que son como células de una experiencia en tránsito y diálogo continuo. Crea pequeñas uniones entre lo frágil de su aleatoriedad y la conciencia de un proyecto débil, hecho de alusiones y distancias. Anota huellas de un equilibrio consciente pero inestable, entre la propia esencia de su autonomía y el fulgor sensitivo de las redes de relaciones".

El artista comenzó a pintar con tan sólo 7 años de la mano de su padre, José Gracenea. Es un pasado que no puede obviar, pese a que reivindique su autonomía como pintor. Se licenció en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco en 1995, recibió la beca de pintura de Mojácar, y desde hace casi dos años y medio ha trabajado en los talleres de cesión que tiene Arteleku en San Sebastián. El artista alaba la labor de este centro. "Arteleku me ha permitido mantenerme en esto; siempre está la ayuda institucional cuando acabas la carrera pero pueden llegar momentos de flaqueza tanto económicos como de infraestructura o personales".

Gracenea ahora da por concluida su etapa de formación. Su presencia en Arco le ha reportado más de una gratificación. De una parte, la buena acogida de la crítica; de otra, haber vendido cinco piezas. Ahora deja Arteleku y se traslada a Alemania a buscar nuevas fuentes de innovación.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_